Éxito es el cambio de mentalidad
Allá por el año de estudiante universitario entre 1994-95 tiempos en que estaba a punto de concluir mis estudios de la carrera de Lic. En Relaciones Públicas en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), donde se impartía principalmente la materia de periodismo, fue una época en que comencé a escuchar por primera vez acerca de periódicos, radio y televisión.
Una época de estudiante universitario en que personalmente me encontraba pasando por una situación difícil con mi padre, una relación fría y aburrida al mismo tiempo, esas circunstancias me orillaron a pensar -más no a decidir- en desertar de la escuela cuando tan sólo faltaba un semestre para terminar.
¿Cuestiones del destino? ¿Simple casualidad? ¿Porque así tenía que suceder? Sólo Dios sabe cuándo y en qué momento llegó esa tarde a la clase el catedrático de la materia de periodismo con una novela en la mano “La tía Julia y el escribidor”, del escritor peruano Mario Vargas Llosa. El catedrático habló para el grupo invitándonos a que leyéramos esa novela que tiempo después sería una brújula en mi vida.
La historia de esa novela trata de Marito o Varguitas, un joven periodista, Director de Informaciones de Radio Panamericana, un joven periodista quien tenía problemas con su padre. La historia la hice mía sin pensar que algún día sería fuente de inspiración para ponerme a escribir. Gracias a esas lecturas tan apasionantes puedo presumir que ha valido la pena.
De Mario Vargas Llosa para acá han pasado escritores que me han estimulado el pensamiento y la creatividad para continuar ejercitándome en el mundo de la escritura. En el particular interés por explorar mi entorno comprendí que el periodismo iba muy relacionado con la literatura y la comunicación, que había conceptos diferentes entre comunicar e informar, por lo que me di a la tarea de profundizar un poco más acerca de lo que era la comunicación, sobre todo y principalmente la aplicación de la misma en el mundo laboral ya que como concepto estaba bastante clara.
La comunicación adquiere valor e importancia cuando se habla de las cuatro habilidades comunicativas: hablar, escuchar, leer y escribir. Una de las preocupaciones de Camilo Cruz e Ismael Cala, expertos en este tema, nos dicen que desde la primaria no nos enseñan a desarrollar la capacidad de hablar y escuchar, esa mala actitud se ve reflejada en los adultos como una incapacidad de poner o prestar atención cuando uno está hablando.
Si bien es cierto que estas habilidades comunicativas son esenciales como aprendizaje y que debemos luchar por desarrollarlas al máximo para poder ser mejores comunicadores, no debemos pasar por alto que la comunicación no verbal o comunicación corporal, es de suma importancia para comprender que cuando nosotros hablamos también nuestro cuerpo está comunicando algo.
En el mundo del periodismo, especialmente durante una entrevista, es muy notorio de quien está nervioso y quien no, las manos, los ojos, los movimientos de la boca, y otros detalles nos transmiten mensajes corporales que sólo aquél que esté capacitado para ello, podrá descifrarlos.
Como personas hemos crecido en un determinado contexto, en un ambiente social y económico distinto, sin embargo, y a fin de cuentas, dentro de familias tradicionales. Llevamos en la mente conceptos que no nos ayudan en mucho para salir adelante en nuestra vida, creemos que el concepto “fracaso”, por ejemplo, está bien aplicado a una persona que ya no puede salir adelante, o que por más que lo ha intentado es simplemente un fracaso.
Viéndolo desde otras perspectivas, el fracaso puede ser visto como un intento, como un error o como una experiencia más. El Dr. John Maxwell experto en liderazgo, coach, escritor y conferencista estadounidense nos habla en su libro “El lado positivo del fracaso”, que el fracaso puede verse desde otra perspectiva, es decir, como experiencias como parte del proceso para llegar al éxito, transformando los problemas en victorias sin dar paso atrás.
Nos dice que la vida de uno puede cambiar si vemos los fracasos de manera diferente, transformando los fracasos en éxitos potenciales. Lo mismo sucede con el concepto “trabajo”, el cual puede verse como una pasión, en opinión de Vargas Llosa.
Jokoi Kenji reconocido conferencista colombo-japonés famoso por su conferencia “Mentalidad de pobreza”, nos dice que la mayoría de las personas en el mundo tiene la idea de que Japón es un grande creador e inventor de cosas, Jokoi sonríe tras decir que Japón no es bueno creando ni inventando sino más bien sabe o ha sabido perfeccionar lo ya inventado por otros.
La palabra “perfeccionar” es lo que me llama la atención, ese podría ser el secreto para un cambio de mentalidad. ¿Cuántas veces nos hemos puesto a reflexionar sobre el concepto de la perfección? El diccionario define la palabra perfeccionar como “Acabar enteramente una obra dándole el mayor grado posible de excelencia”. Y “Perfección”, como algo que alcanzó el máximo nivel posible”.
Jokoi Kenji nos deja una idea clara: Japón no es bueno creando ni inventando, sino más bien perfeccionando”. Si nosotros intentáramos perfeccionar lo que hacemos ¿podremos llegar a la excelencia?
La palabra éxito tal parece que sólo es aplicada a las personas que llegan a obtener ingresos millonarios, sin embargo, está visto que hay personas que viven desdichadas en su vida porque ni todo el dinero del mundo pudo comprar la salud o el amor de otra persona, y si el éxito es comprendido exclusivamente desde el punto de vista financiero entendiéndose como el cúmulo de riqueza económica ¿qué esperanza de vida podrían tener los hombres de la clase social media y baja para poder alcanzarlo?
Individualmente, desde otra perspectiva y como algo alcanzable, una persona puede decirse que ha llegado al éxito cuando deja de ser la persona mediocre que es, cuando ha dejado hábitos o costumbres que dañaban su salud; el éxito puede aplicarse desde nuestra perspectiva como un modo de haber brincado a otro nivel espiritual o social toda vez que ha mejorado sus relaciones públicas y humanas.
Éxito es estar consciente de que debemos gratitud a todas aquellas personas que nos han ayudado a salir adelante aportando un granito de su tiempo; éxito es decisión, éxito es el cambio de mentalidad, éxito es desafiar el miedo y alcanzar la grandeza, éxito es reconocer que debemos aplicar nuevas perspectivas para el progreso; éxito es haber leído en tiempos difíciles una novela de Mario Vargas Llosa y haber asimilado su enseñanza. ¡Hasta pronto!
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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