En Río Bravo, al día de hoy no se ve que el nuevo gobierno arranque. Han pasado ya más de 5 meses de haber asumido el poder y nomás no se ven acciones contundentes, no se siente al nuevo gobierno y quien paga los platos rotos de la inmovilidad del gobierno, como siempre, es el pueblo.

Es una pena que en el municipio de Río Bravo, el que gobierna Juan Diego Guajardo Anzaldúas, la sociedad tenga que cargar con la imagen de un alcalde que utiliza a la sociedad para alimentar pugnas, despropósitos y tensiones, mientras que las acciones de Juan Diego deberían de basarse en ser útil a la ciudadanía y no hacer creer a la población en un remedo de lucha social, porque finalmente se topan con la exigencia que muchos como él han olvidado: lo primero es la gente.

Los riobravenses son completamente ajenos a los intereses del poder local, el cual no llegará lejos en su provocación por disputas “legitimadas”, sea cual sea la autoridad invocada en aras de imponer su voluntad, en tiempos donde el gobernador tamaulipeco  Francisco García Cabeza de Vaca asume decisiones nada fáciles pero trascendentes para los tamaulipecos, dotadas de un amplio sentido social y resuelto a rescatar el orden extraviado.

Los nuevos tiempos requieren alcaldes inteligentes y comprometidos que no envenenen a sus comunidades. Se requiere de verdaderos líderes que administren racionalmente su tiempo y los recursos que son del pueblo, en la búsqueda de los mejores resultados para la sociedad.

Hoy, el Gerente General de la COMAPA de Río Bravo, Raúl García Vivián, reclama al Ayuntamiento de Río Bravo una deuda por 47 millones de pesos, compromiso financiero que el jefe de la comuna dice desconocer, como si se tratara de un adeudo personal que desde luego él no suscribió, pero que tiene la obligación moral y legal de respetar y hacerle frente en términos estrictamente institucionales.

Hay que recordar que durante la firma del acuerdo para la austeridad celebrado recientemente en Ciudad Victoria, tanto Guajardo Anzalduas, alcalde de Rìo Bravo, como Maki Ortiz Domínguez, alcaldesa de Reynosa, hicieron al Mandatario Tamaulipeco la descortesía de no asistir a dicho evento. El no firmar el documento, junto con los otros 41 alcaldes no afecta a Tamaulipas, pero si deja claro que ambos alcaldes no tienen la capacidad de transitar por un ambiente político terso, más allá de filias y fobias.

La Política es el arte de lo posible, de la suma y multiplicación y no la resta y la división de los esfuerzos. Hoy las reglas políticas cambiaron en Tamaulipas y, ni Maki, ni Juan Diego parecen haberse dado cuenta de ello, además de que la cultura del prestigio, se basa en el compromiso serio, y se forja antes que en los medios o en la polémica problemática, en el servicio a la gente. La comunidad puede ser pobre pero no ignorante.

Incapaz ha sido el alcalde de Río Bravo hasta hoy de darle a la sociedad que lo eligió en las urnas la certeza de un buen gobierno. La gente de Río Bravo se siente excluida y voltea a ver a la capital con la esperanza de que la autoridad estatal la provea de un desarrollo económico y social.

Basta ver la histórica inversión comprometida por un mínimo de 2,269 millones de dólares por empresas extranjeras y nacionales para la exploración y extracción de hidrocarburos en aguas profundasen el Cinturón Plegado, cercano a Matamoros.

El mundo está cambiando y Tamaulipas no es la excepción. Hoy se ven en el horizonte  nuevos escenarios y entre ellos se puede prever que en el corto plazo, Tamaulipas dejará de ser un estado pobre e incivilizado para lograr despegar y convertirse en una entidad modelo de nuestro país.

1. Aunque la Ley diga que los alcaldes que quieran participar en la reelección del próximo 2018, deben separarse de su cargo cuatro meses antes de la elección, el primer domingo de junio, parece ser que los tiempos no son suficientes y el legislativo deberá afinar la Ley en este aspecto para dar certidumbre a los participantes y a las sociedades a las que sirven al día de hoy.