Unos por pedos y otros por borrachos…
De una u otra forma los cambios, despidos, movimientos dentro de la estructura gubernamental, se siguen dando. Para un gran sector de la población la opinión está muy dividida, entre que piensan que era algo que tenía que pasar por el cambio del partido político en el poder y otros que piensan que en muchos casos se está incurriendo en una tendencia negativa y sin fundamento. La verdad de las cosas es que es una combinación de ambas, son parte de una época en donde los cambios cimbran a un sistema; en lo particular he comentado sobre diversos casos en los cuales siento que ha sido injustificado la acción pero también he externado la postura de comprensión ante lo sucedido. Gobernar nunca será fácil y darle gusto o quedar bien con todos es imposible, muchas decisiones que son necesarias se vuelven polémicas e incomprendidas y crean un escozo dentro de la población afectada.
En este caso hay que darle su debido tiempo al actual gobierno para se siga delineando sus políticas internas y públicas y por ende después justificar plenamente su proceso de toma de decisiones. El tiempo y la capacidad de maniobrar, irán contando la historia y de allí sabremos el real impacto de todo lo acontecido en la actualidad. En todos los aspectos de nuestras vidas, los procesos de cambio siempre traen consigo una cimbrada a lo establecido para bien o para mal y esto conlleva a una notoria mejoría o a una continua decadencia. Lo vemos en el contexto nacional, un proceso reformatorio o de cambio que ha traído beneficios para el país al cual se le juzga en su mayoría unilateral e intensamente por su proceso de toma de decisiones y se sigue palpando como algo por demás negativo en el sentir popular.
Total, unos se van envueltos en controversia y “pedos” (problemas) y otros por una tardeada de copas, pierden la encomienda recién conferida…
En este caso nunca suelo enfocarme para acentuar los sucesos de esta naturaleza, con todo el frenesí mediático y más aquel que gusta de lo morboso, el cual abunda, es más que suficiente para enterarnos de lo sucedido pero como todo en la vida, la moneda siempre tiene dos lados. El caso del ahora ex subsecretario estatal, el cual llegó a estar en audiencia nacional, es un caso el podemos analizar y sacar diversas conclusiones. Para mí lo más importante es que no hubo más que lamentar y que quedó en daños materiales, es cierto que nunca hay que condonar el tomar en demasía y manejar pero también no se tiene que buscar desprestigiar a alguien por un momento en el cual tomó malas decisiones. Por supuesto que en su caso toma más notoriedad por haber sido un funcionario público de alto nivel, pero lo del alcohol y el volante lo vemos desafortunadamente muy a menudo, igual que el manejar y chocar por ir viendo los celulares, la obesidad, corrupción, etc. Son problemáticas arraigadas en nuestra sociedad y más que ir en decremento van en incremento.
Que estos casos nos sirva para crear una mejor conciencia colectiva, tomando en cuenta que es algo que a muchos les pudiera pasar y más allá de juzgarlo indiscriminadamente, hay que generar soluciones.
O bueno, el que se sienta impoluto y que en su vida esté libre de todo pecado, que tire la primera piedra.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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