El año de la reconciliación
El incremento a los precios de las gasolinas con la cadena de aumentos a los productos de primera necesidad que se darán en la cuesta de enero, han generado un descontento creciente entre algunos sectores de la población que se han lanzado a las calles en busca de respuestas ya que se dicen decepcionados del gobierno y de los partidos políticos nacionales que han avalado, con diferentes matices, las políticas públicas ejecutadas por el presidente Enrique Peña Nieto.
Ni la fiesta de la quinceañera más famosa del mundo, ni las explicaciones gubernamentales, ni la desaparición de los legisladores y dirigentes de organizaciones políticas pudieron impedir que algunos grupos de personas se manifestaran en los cruceros demandando el fin de las políticas que enriquecen más a las clases privilegiadas mientras las masas asalariadas se encaminan hacia la más espantosa de las miserias.
Las redes sociales donde muchos se amparan en el cómodo anonimato, fueron más radicales ya que llamaron a dejar de pagar impuestos y derechos federales y estatales hasta que las autoridades tengan respuestas positivas a las demandas populares, sin embargo, hasta el momento de redactar este texto, el gobierno seguía sordo ante las múltiples protestas callejeras.
En este contexto, es prudente sugerir que se emprenda una campaña de información cuyo propósito sea convencer a quienes tienen dudas de las supuestas bondades de las medidas aplicadas por el gobierno de EPN, mismas que son avaladas por la mayor parte de los partidos políticos con registro, aunque haya simuladores como el diputado Gustavo Cárdenas Gutiérrez que presumen un voto en contra cuando, en el pasado, han apoyado medidas impopulares.
La información suficiente y oportuna debería ir acompañada de orientaciones para que se entienda el papel de los partidos políticos a los que algunos pretenden excluir de las decisiones cuando lo que se necesita es que los electores exijan a sus representantes compromisos específicos, que sean medibles pues de esa manera lo que hagan los políticos repercutiría en su carrera de servidores públicos.
Es urgente que este 2017 sea el año de la reconciliación, pero tenemos que entender que los partidos políticos son los instrumentos que, hasta ahora, han probado su eficacia para llegar al poder y una muestra es Andrés Manuel López Obrador quien se decepcionó del Revolucionario Institucional y se fue al Partido de la Revolución Democrática donde se sintió traicionado y se fue a formar el Movimiento de Regeneración Nacional, su actual plataforma presidencial.
Quienes lo deseen están en todo su derecho de repudiar a los partidos actuales, sin embargo, hay que recordar que la política de verdad es una ciencia que se hace con colectividades pues, de lo contrario, se corre el riesgo de dar el poder mediante el voto a individuos supuestamente independientes como el actual gobernador de Nuevo León que prometen hasta las perlas de la Virgen, pero una vez en el cargo, se convierten en vulgares demagogos al servicio de las élites.
PRI, PAN, PRD y algunos otros de sus socios firmaron el Pacto por México que impulsó en el inicio del sexenio federal el presidente EPN quien se sirvió de esa plataforma para lograr que sus propuestas pasaran sin turbulencias en las cámaras legislativas, sin embargo, la ciudadanía se siente defraudada porque las reformas sexenales resultaron mentirosas ya que la economía se ha deteriorado y los salarios no alcanzan para cubrir las necesidades más elementales.
Citando a los clásicos, vale mencionar que en nuestro país están dadas dos de las tres condiciones para una revolución social ya que la pobreza de la inmensa mayoría es evidente y el sistema político está sumamente deteriorado, luego entonces sólo faltaría crear un frente que sea capaz de sumar a las mayorías indignadas para sustituir exitosamente al actual bloque gobernante.
Las reconciliaciones también sirven para hacer nuevas alianzas, nuevos frentes que sean creíbles porque el Pacto por México ya cumplió su cometido y la cohabitación del PRI y del PAN en el congreso ya vimos que atenta contra las mayorías pero sería sano que, si se quieren bien, priistas y panistas lancen un solo candidato presidencial de derecha para que el PRD sea presionado por sus bases y se haga el eje de la izquierda abanderado por AMLO que, por el momento, sigue siendo el líder en la mayoría de las encuestas.
Por lo pronto quiero recordar que los partidos en México fueron elevados a rango constitucional hace décadas y han sido definidos como organizaciones superiores de la sociedad de tal manera que pudiéramos comenzar reconciliando a los grupos apartidistas con la idea de formar un partido y competir para llegar al poder porque, mientras los inconformes sigan repudiando al gobierno y a todos los partidos, seguirán protagonizando simples escaramuzas para consumo de los medios.
Correo: amlogtz@prodigy.net.mx
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
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