La cuarta habilidad comunicativa es la de escribir. Hoy en día la mayoría de la gente se encuentra usando esta capacidad al máximo; para aquella persona que le llegó la actualización sobre el uso de la tecnología de comunicación ¡bienvenida!, pues no sorprende a nadie que a estas alturas de la vida existan todavía personas que no saben leer y escribir, lo que si causa admiración es que muchas de ellas se han visto interesadas en intentar escribir textos breves a través del celular.

La conexión que existe entre leer-escribir es tan importante para el proceso del desarrollo de las habilidades comunicativas y su práctica se ha visto afectada positivamente debido a los tiempos de inseguridad que estamos viviendo; esos momentos de angustia han marcado la pauta en ese contexto ya que ahora las personas estamos obligadas a comunicarnos de manera escrita en forma breve y rápida. Por eso digo que para aquellos que no les caía el veinte de que debían aprender a escribir, pues ahora es cuando.

El fenómeno es muy evidente; para cualquier persona, sea de la edad que sea, está consciente de ello. He escuchado a señores y señoras de la tercera edad quienes se han visto obligadas a escribir por medio del celular para saber cómo están sus seres queridos en cuanto  a que por alguna razón escucharon que se suscitó tal o cual evento en alguna parte de la ciudad, estado o país, incluso, del otro  lado del mundo.

Con eso de que la política exterior de Donald Trump va a ser avasalladora, la gente pretende estar mejor informada para cualquier posible éxodo de nuestros compatriotas. Escribir es ya una urgencia, no una necesidad, ¡urge que las personas sepan escribir!, porque como se sabe, una necesidad puede que la cubras o no, aprender a escribir debe ser más que una simple necesidad.

El conformismo en el que habían caído las clases sociales baja y media, ya ha quedado atrás, ahora están haciendo su mejor papel en su participación social en la historia. Sobre todo, que los jóvenes están mejor preparados en este aspecto (aunque les hace falta un poco de orientación), ellos pueden llegar muy lejos.

Muchas de las veces no nos detenemos a pensar qué está sucediendo a nuestro alrededor, no somos capaces de medir el impacto que ocasionan los avances de la ciencia y la tecnología, y no lo hacemos por la simple razón de que no queremos pensar más allá de nuestros problemas.

Tomemos lo bueno de lo malo.

El fenómeno de la violencia ha generado una reacción en cada ser humano, es una reacción a hacer algo, a estar despierto, a estar alerta, a estar con los cinco sentidos bien conectados, eso ha propiciado que la gente escriba más de lo imaginado. Existe un dato estadístico -que no tengo a la mano-, en el cual se menciona acerca de los millones de mensajes que son enviados a cada segundo por todo el mundo; eso es tan sólo una muestra del resultado que se ha propiciado en razón de la violencia.

Se escribe por muchas razones, por ejemplo, para un  recado, para una carta, para un mensaje por medio del celular, se escribe para hacer un cuento, una novela, una historia, etc.

La Habilidad de escribir no está limitada a una sociedad en particular, sino que es una capacidad comunicativa la cual se aprende en preescolar o primaria, de ahí depende que cada persona se interese en desarrollarla.

Para el caso que nos ocupa, la habilidad de escribir es de suma importancia para informar a través de un boletín de prensa, para hacer un informe de trabajo, nos sirve como un trabajo de presentación, sobre todo para los que nos dedicamos al periodismo.

Aunque el hecho de aprender a escribir es todo un reto, principalmente cuando somos niños, incluso, es motivo de felicidad para los padres que su retoño haya aprendido a dominar esa habilidad. Lo que sí es evidente es que para cuando entramos o salimos de la universidad simplemente esa habilidad comunicativa  ha quedado trunca, ya que no fue desarrollada adecuadamente.

Sobre todo que se nota en las faltas de ortografía y el mal uso de algunas palabras, aparte, no existe un interés por escribir mejor. Pero no hay que echar culpas, de eso no se trata en estas columnas relacionadas a las habilidades comunicativas, sino más bien de aplaudir el avance que se tiene en este sentido, porque como les dije, existen datos sobre la cantidad de mensajes que se envían a cada segundo, eso demuestra el grado de interés que tiene la gente por escribir.

Entre camaradas discutíamos esa cuestión; llegamos a pensar que si bien los jóvenes el día de hoy escriben mensajes con letras incorrectas, también es bueno reconocer que lo hacen siendo conscientes de ello, ya sea como una costumbre o como un lenguaje propio de los jóvenes, pero escriben finalmente y eso es lo que cuenta para el progreso de la comunicación, malo fuera, en el peor de los casos, que no lo supieran hacer, entonces se les exigiría mínimo que lo intentaran.

Lo cierto es que desarrollar esta habilidad comunicativa tiene su grado de (ahora sí) necesidad. Porque la persona que ya sabe expresarse por medio de la escritura, pues ya es un éxito, ahora para quien desee hacer uso de ella con fines profesionales, es otra historia.

Para el CONAFE como para el INEA,  lo importante es que el alumno o adulto  aprenda esta habilidad, para esas Instituciones ello representa un avance estadístico; en cambio para las escuelas básicas es una prioridad que el alumno continúe su proceso de estudios en escuelas superiores, lo cual significa que el modelo de enseñanza es aceptable. Desarrollar al máximo la habilidad de escribir es una satisfacción muy grande, es una habilidad la cual todos somos capaces de dominar; sin embargo, requiere constancia y preparación. El hombre moderno usa la escritura como un eficaz medio de comunicación. Escribir correctamente es poder, inteligencia, elegancia, es la imagen que proyectamos al exterior, es en el mejor de los casos, respeto. ¡Hasta pronto!

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.