Los estorbos del pudor
“Memoria de mis putas tristes”, de Gabriel García Márquez, me pareció una historia única referente al amor, pero desde una percepción diferente; esta es una novela que sólo el célebre colombiano podía hacer realidad, donde nos deja una enseñanza independientemente de todo lo que una persona vive, aprende y con ello nos transmite cómo y qué tan dura puede ser la vida cotidianamente y que de cada momento se aprende de los hechos, las alegrías que trae consigo el amor, desventuras de la vejez y sobre todo cuando el sexo y el amor se juntan.
En un reporte elaborado por Luis Antonio Aguilar Acosta sobre el libro, se señala que el protagonista, a las pocas horas de cumplidos los 90 años, decide celebrar su aniversario con una niña virgen de 14 años, él quiere regresar con las prostitutas ya que comenzó su vicio desde los 11 años cuando sube a los pisos superiores del edificio en que trabaja su padre; al entrar en el prostíbulo, se queda aterrorizado al ver a las damas desnudas comentando a gritos sus relaciones; desde entonces su vida cambia y afirma que “las putas no me dejaron tiempo para ser casado”.
Para obtener a la virgen recurre a su antigua conocida Rosa Cabarcas, dueña de un prostíbulo que frecuentó durante muchos años, le ofreció una docena de opciones, todas usadas, él quería una doncella; le pidió esperar dos días para buscar a una virgen pero el señor estaba decidido a que fuera ese mismo día; él inició su nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales está muerto; vivió siempre en la casa que vivieron sus padres sin mujer ni fortuna, donde él esperaba morir solo, alquilo el primer piso a un negocio de italianos.
Rosa Cabarcas consigue a la muchacha a las pocas horas del día que él solicitó; en el primer encuentro, la chica es sedada por la patrona para que pierda el miedo; entonces, el anciano la encuentra dormida y se dedica a contemplarla; en ese momento, el anciano busca tener una relación y al hacerlo se da cuenta de que el amor no pasa, como muchos hombres creen, únicamente por el coito, sino que puede darse también a través de la caricia, la contemplación y el silencio; dice el autor: “aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor".
Este romance es de lo más extraño y original, pues siempre transcurre cuando la chiquilla está dormida y él le lee, la hace escuchar música clásica, le habla, la seduce, transforma el cuartucho de hotel en una habitación de amor adornada con sus cuadros y diversos objetos que él lleva poco a poco; insólito su enamoramiento por la niña, siempre dormida; logra conocer cada uno de sus cabellos, pero no sabe nada más de ella; “estoy loco de amor” era la frase que mejor expresaba su sentir; él era un viejo que trabajaba como columnista para “El diario de la paz”, todos los viernes entregaba su producción, para luego el domingo ser publicada.
El libro es de tipo coloquial donde con palabras fáciles de comprender nos sumerge en un mundo desconocido dentro de la literatura, el escritor cuida el significado de cada expresión, y en ningún momento llega a la vulgaridad; luego entonces la lectura es más comprensible ya que es fácil de introducirnos en su contexto; la fascinación por la mujer amada conmueve al hombre mayor, lo llena de fantasías y le permite ocultar el temor a la muerte, así como enfrentar la decrepitud.
También habla de varios puntos muy importantes, entre ellos destacan: el amor, el desamor, la vida sexual, la libertad, la dependencia, la prostitución, entre muchos más; aunque quizá para algunas personas el libro lo consideren un poco fuerte, pero también seamos conscientes, pues sabemos que vivimos en un mundo donde estas cosas suceden, y al contario, tenemos otros problemas quizá más graves que esto, pero nos sumerge mucho en la trama y en el mundo de las mujeres.
La peculiar relación se prolonga durante un año y le hará recordar el pasado, la carrera de periodista, el amor a la música, los libros preferidos y el gusto por la putería; también como todo enamorado, incrementará su actividad para halagarla; con esas reminiscencias, motivaciones y un nuevo cariño, que darán sentido al final de su existencia, podrá enfrentar lo inevitable; la nueva forma permite admirar en el terreno de la imaginación la belleza irresistible del otro; aunque no sabía cómo se llamaba la niña, Rosa nunca se lo dijo, así que quiso adivinarlo, y llegó a la conclusión de que este era largo; estaba con ella, sudaba mientras le cantaba la canción de Delgadina; se exaltaba, entonces él decidió que ella era Delgadina.
En la reseña de Aguilar Acosta, se comenta que este personaje tuvo un cambió en la forma de escribir sus textos para el periódico, fue todo un éxito, hasta en la radio se escuchaba; por su tema que era el amor y que eran dentro de las declaraciones a Delgadina; cuando ella cumplió 15 años él le dio una bicicleta, cumplía el cinco de diciembre y fue la última vez que la vio en navidad; en el nuevo año Delgadina y él se tenían más confianza, le leía cuentos y literatura reconocida, le regalaba joyas y sentía que compartir con ella era una experiencia agradable.
En una noche que compartía con su amada, interrumpe Rosa Cabarcas, había un muerto en una habitación, era un banquero y necesitaba de su ayuda para vestirle; desde ese incidente Rosa se desaparece, no contestaba al teléfono y el burdel está sellado; angustiado por no ver a su niña, comenzó una búsqueda por el pueblo, fue a la fábrica donde Rosa decía que ella trabajaba; después de un mes de lo ocurrido lo llamó Rosa, él le pregunto por Delgadina, no le dio ninguna información; el mismo día por la tarde lo volvió a llamar, le comunica que fuera a su casa, para volver a ver su niña.
A las diez fue al burdel, vio que Delgadina se encontraba más desarrollada físicamente, llena de joyas; al lado de la cama halló un vestido de lentejuelas; cuando observó todo esto se imaginó un montón de cosas, le gritó: ¡puta!, hizo destrozos en la habitación; Rosa le explicó que todo lo que tenía era de ella; no le creyó, él pensó que había vendido la virginidad de Delgadina para salir de apuros con el escándalo del hombre muerto; se fue con una actitud inconforme con un adiós que parecía para siempre.
Se encontró a su amiga Casilda Armenta; le contó toda la historia de él con Delgadina; le aconsejó que fuera detrás de ella; le tuvo que pagar todos los destrozos a Rosa Cabarcas hechos aquella noche; le pide que le consiguiera otra vez a la niña, se la consiguió; toda la noche fue de arrepentimiento hacia ella por todo lo acontecido; más tarde llamo a Rosa para pedirle lo mismo de siempre; le contestó que no era posible; al rato lo llamó, le comentó que ya estaba lista; sentía que eran sus últimos alientos; Rosa y él hacen una apuesta...
Correo: amlogtz@prodigy.net.mx
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ