Acapulco, (Notimex).- En esta localidad el grafiti ha evolucionado al arte urbano con aerosol y, a través de él, los jóvenes se expresan, reafirman su sentido de identidad, buscan llamar la atención, cuestionan a la autoridad y le recuerdan que tienen voz y necesidades, señaló el sociólogo Manuel Maciel Campos.
El productor de Teatro del grupo la Gruta de la Casa de la Cultura de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), expuso que las artes urbanas como el grafiti son contestatarias, rebeldes y una forma de autoasignarse una voz e identidad como jóvenes.
Añadió que también tiene que ver con la etapa de la adolescencia y una de sus características es el cuestionamiento de la figura de autoridad. El grafiti es crítico, anónimo y una forma de poner en jaque a la autoridad para cuestionarla y llamar su atención de que existen.
El sociólogo comentó que algunos jóvenes, a través del grafiti, buscan dar salida a la visión del mundo que están formando y que forjan, no solamente con dibujos anónimos, sino con artes urbanas como break dance, el hip-hop y el rock, entre otros.
“Su objetivo es dejar plasmada su firma. Los motiva esa adrenalina, el saber que está prohibido, poner en jaque a la autoridad, a la policía, a los dueños de la casa, treparse a los lugares de mayor riesgo, y al final, su firma”, expresó.
Habría que entender que cada generación de jóvenes busca su medio de expresión y algunos lo hacen a través de grafiti, la poesía, la música y el baile, manifestó.
El profesor de cultura en la UAGro dijo que el grafiti también es una forma de exigencia consciente o inconsciente a la autoridad y a los adultos sobre sus requerimientos en el área de la salud, vivienda, educación, comida y sobrevivencia.
“Cada ciudadano puede decir que el grafiti es horrible, no me gusta o es feo, pero ahí está y mientras sigamos volteando seguirá”, expuso el especialista.
A través de esta formas de expresión artística urbana independiente están trabajando temas de conciencia en contra de la violencia en su entorno, como es el caso de la zona de la Unidad Habitacional El Coloso, considerado lugar de alta incidencia delictiva, señaló.
Dijo que una pared pintada de blanco para estos jóvenes “es una incitación al pecado, y como están en la etapa de que el pecado los mueve, por supuesto que van a ir a conquistar ese territorio”.
Señaló que pintar grafiti se asocia a la subcultura urbana que cuestiona la cultura hegemónica, surgida de extractos sociales que reclaman espacios de expresión.
Si este deseo de expresión juvenil es adecuadamente conducido e incentivado, puede generar cosas maravillosas en términos de arte urbano y arte plástico, añadió.
“A final de cuentas, el arte contemporáneo también se alimenta de lo que está pasando en la calle y en la calle ocurren cosas impresionantes en todas las disciplinas del arte”, expresó el investigador.
La autoridad, agregó, en lugar de negar la existencia de los jóvenes grafiteros y reprimirlos, les ha dado espacios y ha tenido esa visión de encauzarlos con resultados positivos, porque ahora pintan murales con aerosol.
Dijo que los grafiteros rayan paredes en las calles y cada vez más afinan el dibujo hasta hacer cosas maravillosas, como la artista Eliza Medina, joven acapulqueña conocida como la “Chica Rank”, que ha pintado murales en edificios de unidades habitacionales y ahora perfecciona sus técnicas hasta crear verdaderas obras de arte.
Refirió que muchos empiezan con rayas en las paredes, y al contacto con el otro, van avanzando al compartir técnicas de aplicación del aerosol o combinar colores. En el grafiti muchos encuentran su vocación y descubren su talento para las artes plásticas, dijo.
Medina se inició en el grafiti rayando paredes y grabando escrituras, pero ahora es una artista de arte urbano, porque ha hecho murales con aerosol desde hace 12 años, en Acapulco y países de Centroamérica y Sudamérica, como Colombia, Brasil y Ecuador.
En entrevista, la “Chica Rank” dijo que es licenciada en diseño gráfico y ahora estudia francés. Se pronuncia en contra de “los jóvenes que grafitean museos, hospitales o áreas culturales, hay que respetar el patrimonio de la ciudad”.
El grafiti son letras, pero un bote de aerosol en la mano es una herramienta para pintar un mural. “Cuando pintas letras comúnmente es tu Tag (etiqueta o firma) de lo que haces y obviamente es una expresión artística, pero también un oficio y el espectador recibe esa expresión y la interpreta”, expuso.
Aseguró que “el grafiti es mi expresión máxima, donde me desenvuelvo, el entorno en el que vivo y está en todos lados. Una ciudad llena de murales puede provocar un cambio social, despierta conciencia y le cambia la perspectiva”, precisó.
Consideró que la gente está cansada de ver basura electoral, propaganda sin sentido o basura visual, y muchos jóvenes, cuando tienen un lienzo blanco, como una pared, entonces ponen a volar su imaginación, “y ese espacio puede ser portador de una bonita y creativa imagen visual”.
Expuso que además el grafiti es un medio para generar ingresos económicos, aunque existen personas que no lo consideran así y lo ven como un pasatiempo.
Pidió a quienes critican a los grafiteros que primero investiguen sobre el origen y esencia y también donen una pared, que se integren a la comunidad artística y aporten.
La entrevistada dijo que el arte urbano en general dejó atrás estigmas y tabúes sobre lo que se pensaba del grafiti, pues “ya no es para chicos rebeldes o que no estudian, eso es algo trillado”.
La mayoría de los grafiteros muralistas o artistas urbanos son personas preparadas, a quienes no les sobra el tiempo y estudian o aportan culturalmente a su municipio con sus dibujos, finalizó.
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