El impoluto preboste
LO CLARO. Fincamos de nueva cuenta nuestra seguridad e integridad, en las fuerzas del ejército nacional –la última ocasión, fue en el transcurso de la revolución mexicana de 1910-.
El principal cometido de las líneas castrenses, es la salvaguarda de los bienes y de las personas, de los enemigos del exterior.
Sin embargo, les hemos encomendado otras tareas, para las que ellos mismos hacen un justo reclamo. En voz del general Salvador Cienfuegos (secretario de la defensa), “somos un ejército proporcionalmente pequeños, en comparación a las necesidades del país. Sí hay un desgaste; pero seguimos trabajando para todos”.
Para tranquilidad de regiones que requieren el fundamental apoyo en esta materia, no cederán ni un centímetro al compromiso de su presencia y entrega. Así lo manifestó en reciente acuerdo sostenido entre el mandatario de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca con el Secretario Cienfuegos.
LO CLAROSCURO. Las nuevas técnicas de impartición de justicia, consideran muchas reformas que se adicionan en beneficio de los inculpados. La primera observancia es la salvaguarda de los derechos humanos. Todo ser humano es inocente; hasta comprobar lo contrario.
Así, las figuras de los impartidores de justicia, pasan al término administrativo de ser un elemento más en los procesos de dictar sentencias.
El preboste –ahora llamado juez- es precisamente el encargado desde la edad media -en la historia de la humanidad-, de garantizar la correcta aplicación de las sanciones. Penales, económicas, administrativas, etc.
Pero, su ‘cara visible’ resulta ser un atractivo a denostar por los que delinquen.
En Colombia, con la revuelta que significaba la guerra frontal en contra del tráfico de estupefacientes de los 80’s, dio como consecuencia una persecución funesta y terrorista de los prebostes por parte de las bandas imperantes, de triste memoria (Escobar).
Y fue hasta la primera década del 2000, que pudieron reconocer legalmente la figura de los ‘jueces sin rostro’.
Profesionales de la justicia, que bajo el criterio de ser impolutos (sin mancha alguna) en su conducta profesional y personal, eran capaces de determinar las sanciones a que corresponda un caso cualquiera y a su vez, el Estado proteger su integridad física y de los suyos.
Hoy se encuentra en análisis ese criterio, para nuestro país.
Los hombres de leyes –y de justicia, propiamente- no es un requisito para la comunidad el conocer su ‘carrera artística’.
Aunque el proceder de este tipo administrativo, devuelve al anquilosado sistema de justicia inquisitoria y regresiva en términos de comparación al nuevo modelo, es necesario continuar de frente a los embates de terrorismo que cunde a semejanza del Colombia de los 80’s.
Se requieren tribunales especiales que observen con medidas igualmente especiales, el devenir de los procedimientos de juicio a los inculpados.
El cubrir la identidad, es la manera de evitar la represión al ejercicio de su sentencia. Los diputados y senadores, usan la figura del fuero a manera de ‘mascara’ que evita tales represiones.
Ya se encuentra en discusión la propuesta social de brindar esa garantía a quienes les encomendamos el papel de dictar sentencias.
La misma autoridad de los derechos humanos, en la persona del ombudsman Luis Raúl González se pronuncia en ese sentido.
COLOFON. Figuras como Emilio Álvarez Icaza (ex secretario de la CIDH) se manifiesta totalmente en contra de los ‘jueces sin rostro’, asegura “lo que se debe acabar, es con la impunidad”. ¡Criatura de Dios! (y eso que es de la CDMX) ¡Santa Claus es invención de la Coca Cola! Espero no haberle destrozado la infancia…
alejandrodeanda@hotmail.com
@deandaalejandro
HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ
Colabora en medios impresos y en portales informativos electrónicos. La Columna Claroscuro se publica desde 2007
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Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.
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