Cada vez más se escuchan voces ciudadanas que pronostican que con el inicio del nuevo gobierno estatal marcará el principio del fin para la causa priista en el estado, sienten que ha sido tanto el hartazgo popular que no ven la manera en como el revolucionario institucional se levante, al menos pronto de esta “debacle” o tremenda derrota, como dicen.  Sienten que los vientos de cambio fueron como un huracán que golpeó fuertemente el paraje tricolor, dejando atrás de él destrucción y caos. Unos apuestan dos a uno a que el nuevo gobierno opacará lo hecho anteriormente y otros dicen que al menos dos administraciones pasarán antes de que el otrora partido dominante vuelva a reagruparse bien y poder verdaderamente pelear para recuperar lo perdido.

Aunque estos pudiesen ser puntos de vista muy válidos o quizá plausibles, es un poco aventurado pintar escenarios futurísticos con tanta seguridad. Y esto no lo comento porque yo no crea que se puedan dar sino porque la historia política en nuestro país así no lo marca. Cuando Vicente Fox ganó, se decía que el país cambiaría notoriamente y que el desarrollo sostenido sería algo asegurado para la sociedad. ¿Y en verdad fue así?  Felipe Calderón ganó la presidencia con un cerrado margen, inclusive bajo la sospecha de un arreglo PRI-PAN para no permitir que López Obrador saliera victorioso.  Fue de los presidentes recientes más carismáticos pero eso no lo salvó de controversias y  del escrutinio ciudadano, siendo la “guerra frontal” contra el narcotráfico uno de los temas que hasta hoy lo persigue y gran causa para que su partido cayera  hasta el tercer lugar en preferencias nacionales en la más reciente elección.

Aquí en el estado al menos en diversos municipios también ya ha existido la alternancia y lo mismo hemos visto pasar. Gobernar no es tarea fácil y por ende es de cautos dejar que el tiempo vaya marcando la pauta y escribiendo su propia historia. La verdadera derrota priista se cimentará desde adentro como le sucedió al PRD, si no se actúa y aprende de los errores y más si se insiste en no dejar que exista un verdadero cambio generacional y de ideas dentro del partido, allí si se estaría en posición de elucubrar con mayor seguridad tales predicciones. El destino verdaderamente lo tienen en sus manos y ahora si se verá si se genuinamente se buscará anteponer el bienestar partidista sobre los intereses grupales.

La tarea no será nada fácil, ya que la pasada administración se distinguió por ser muy gris y desentendida de la gente, (al menos esa es una percepción generalizada) entonces cada buena acción de la nueva administración será más notoria, ya que la “vara la dejaron muy bajita”. Por ello la importancia de entender que en una real competencia, si así se le quiere ver, necesitas reclutar a lo mejor que tengas si en verdad quieres tener una oportunidad de salir avante. Tendrán que primeramente aprender a ser una oposición no solo responsable sino competitiva y transparente para después buscar recuperar los espacios perdidos. 

El que existan condiciones competitivas conviene a todos, como a toda la población conviene entender que el cambio verdadero no es cosa de esperar a ver lo que otros hagan por nosotros sino lo que todos nosotros hagamos por nosotros mismos, por el beneficio de muestra sociedad, estado y gran país.

Hasta ahorita prevalece la percepción de aletargamiento y/o pasmo y ante ello conviene recordar una sencilla y popular frase que tanto repetía un gran amigo:

¡Estás viendo y no ves!

Reflexión

La historia universal de nuestra humanidad nos ha enseñado que la soberbia, avaricia, hambre de poder o la irracionalidad, han sido causante de grandes derrotas para los imperios Y ante ello recuerdo el por qué dicen que “A todo Napoleón le llega su Waterloo”. Por otro lado hemos visto como la devastación fue el punto de partida para una nueva ideología y gran renacimiento, Alemania y Japón son grandes ejemplo de ello.

Todo está en la mentalidad y el proceso de toma de decisiones.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)