El discurso como excusa
La comunicación Intercultural es un campo de investigación relativamente reciente, este resumen pretende entonces, tal como el artículo en el que está basado, expresar el grado de entendimiento de la competencia intercultural obtenido mediante las lecturas, tanto en su vertiente cognitiva y emotiva; se empieza en este acercamiento con una clarificación terminológica ya que los conceptos como interculturalidad o multiculturalidad tienen diversas definiciones.
El multiculturalismo es un concepto que desde los 70’s se ha incorporado al discurso de distintas disciplinas y que ha sido utilizado por diversos actores sociales [educadores, políticos, asistentes sociales]; debido a esta diversidad de usuarios y al avance del tiempo se debe tomar en cuenta que el concepto ha evolucionado y no siempre se ha entendido lo mismo por este término, Incluso bajo multiculturalismos se han desarrollado propuestas sociales contrarias.
Basándose en un texto denominado Elementos para una Comunicación Intercultural, de Miguel Rodrigo Alsina, Ángela Ortega Rodríguez nos dice que uno de los pocos elementos donde lo usuarios de la terminología parecen concordar es que al hablar de multiculturalismo se tiene que pensar qué se entiende por cultura; Vertovee (1996) nos indica que hay implícita una concepción esencialista de cultura donde la misma sería una serie de rasgos más o menos gaseosos que diferencia y distingue a distintos pueblos.
A la vez Kymlicka (1996) señala que si la multiculturalidad engloba a todas las personas de grupos sociales no étnicos que se sienten excluidos del núcleo dominante de la sociedad [discapacitados, mujeres, homosexuales, obreros, ateos] entonces todos los Estados son multiculturales, por más homogéneos que se quieran presentar étnicamente.
El mencionado autor también nos dice que el multiculturalismo se basa en diferencias nacionales y étnicas, usando el término “cultura” como sinónimo de “nación” o “pueblo” o sea una comunidad intergeneracional, más o menos completa institucionalmente que ocupa un territorio determinado y que comparte una lengua y una historia específicas.
Es entonces, un Estado multicultural si sus miembros pertenecen a naciones diferentes, un Estado poli-étnico si sus miembros han emigrado de diversas naciones (o continentes), mientras esto sea un aspecto importante de la identidad personal y política; Vertovee (1996) dice que detrás del multiculturalismo podemos encontrar el nuevo racismo, un racismo sin razas y donde la retórica que usa es la de exclusión.
Lamo de Espinosa (1995) entiende por multiculturalismo la convivencia en un mismo espacio social de personas identificadas con culturas variadas y también entiende el multiculturalismo como proyecto político y por tanto normativo, el respeto de las identidades culturales, no como reforzamiento del etnocentrismo, sino como el camino hacia la convivencia, fertilización cruzada y mestizaje.
Dejando fuera el “multiculturalismo radical” rechazando al tipo de multiculturalismo que puede llevarnos a este nuevo racismo antes mencionado; Alsina termina por entender el multiculturalismo como la coexistencia de distintas culturas en un mismo espacio real, mediático o virtual; Alsina también define a la interculturalidad como las relaciones que se dan entre las mismas culturas.
Entonces marca la diferencia donde el multiculturalismo, habla de la situación de una sociedad plural desde el punto de vista de comunidades culturales con identidades diferenciadas y la interculturalidad hace referencia a la dinámica que se da entre estas y las comunidades culturales; tomando por hecho, al igual que Israel (1995) que la realidad es multicultural, plural y diversa y se debe partir desde ahí.
¿Cómo se puede conseguir una comunicación intercultural efectiva? ¿Cómo se puede ser competente desde un punto de vista intercultural? definimos la competencia intercultural como: “… habilidad para negociar los significados culturales y de actuar comunicativamente de una forma eficaz de acuerdo a las múltiples identidades de los participantes” (Chen y Statorsa, 1996), pero tenemos que tener cuidado en no igualar una comunicación eficaz a una comunicación totalmente controlada y sin ambigüedades, ya que una comunicación perfecta es increíblemente difícil.
Los interlocutores interpretan mensajes recibidos de acuerdo con sus conocimientos que no siempre coinciden con el emisor de dichos mensajes; Umberto Eco (1985) propuso el término “decodificación aberrante” para designar no una interpretación errónea sino distinta en relación a las intenciones del emisor del mensaje; durante la comunicación, en el mejor de los casos el receptor del mensaje interpreta de manera aproximada al sentido pretendido por el emisor del mensaje, pero también esa interpretación tiene límites.
Eco entonces también hace una distinción entre la interpretación y el uso, donde la interpretación se limita al universo del propio discurso; el uso, por el contrario, implica tomar el discurso como excusa para interpretar más allá de lo que el propio texto propone; se llega a la conclusión que el uso libre que se puede hacer no tiene nada que ver con su interpretación.
El problema no es que los interlocutores hagan un uso del discurso, si no que la interpretación se hace a partir de otros criterios; hay que tener en cuenta que las interpretaciones no son universales ni acrónicas, ya que varían de una cultura a otra y también, a lo largo del tiempo dentro de una misma cultura son cambiantes; entonces, es necesario que estemos preparados para posibles malentendidos.
¿Qué entendemos por comunicación eficaz? cuando se llega a un grado de comprensión aceptable entre los interlocutores, no una comunicación perfecta, una comunicación suficiente; los teóricos pretenden estudiar la comunicación para poder mejorar su proceso, estableciendo elementos esenciales de este y su funcionamiento.
Donde habitualmente actuamos en piloto automático, cuando se trata de comunicación intercultural somos más conscientes de los diferentes elementos de dicho proceso, debido a las dificultades propias de la comunicación; para conseguir una competencia intercultural se tiene que producir una mezcla de los ámbitos cognitivo y emotivo para la producción de una conducta intercultural adecuada.
A propósito del tema abordado por la joven Ángela Ortega, vale comentar que la comunicación intercultural es fundamental en tiempos de cambios políticos y sociales pues del diálogo permanente entre los diferentes actores depende que las grandes tareas del Estado se desarrollen con el concurso de las distintas fuerzas, independientemente de las ideologías que, aunque aparentemente disminuidas, siguen presentes en el llamado currículum oculto.
Correo: amlogtz@prodigy.net.mx
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
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