Ya lo hemos dicho, lo reiteramos porque siempre será mejor ver alegría que tristeza, un rostro iluminado con una sonrisa  tiene el poder de hacer que la gente cambie de actitud.

Una sonrisa no tiene precio,  es un gran tesoro que enriquece a quienes la reciben sin empobrecer a quienes la dan.

Además, nadie es tan rico que no necesite que le regalen una sonrisa ni nadie tan pobre que no pueda obsequiarla.

Una sonrisa no tiene tiempos ni espacios, llega a la menor provocación de alegría, felicidad o hasta de un recuerdo divertido, no solo es una expresión de placer es alimento para el alma.

La sonrisa es el idioma universal, es el lenguaje de la amistad, del amor, no distingue credos, colores, ideologías o condiciones sociales, tiene la fuerza para lograr lo que a veces las palabras no consiguen.

Por ello bien dicen que al mal tiempo buena cara, porque cuando un rostro se ilumina con una sonrisa da paz, tranquilidad, acaba con enojos y ayuda a que se olviden problemas, aunque sea momentáneamente.

Cierto, en estos tiempos no hay muchos motivos para sonreír, la alegría se borra a la hora que vemos las noticias y nos dicen que el desempleo sube, que seres humanos son violentados en todos los aspectos, que el calentamiento global traerá graves consecuencias, que nuestra moneda tiene menos poder adquisitivo, que los índices de desempleo y pobreza aumentan en nuestro país, que la brecha de la desigualdad es cada vez es más grande.

Con todo y los desencantos se debe aprender a sonreír porque de por si este mundo ya es complejo y si se le muestra mala cara nos mirara aún peor, en contra parte, si sonreímos la vida nos puede sonreír.

Es difícil sonreír cuando hay tristeza, dolor, decepción, frustración, pero una sonrisa es una luz en la ventana del alma que atenúa los pesares y termina con tempestades emocionales.

Siempre será bueno apostarle a la ley de la atracción, una buena actitud trae cosas positivas, una sonrisa rompe ataduras, así es que sonría que nada le cuesta, además la retribución puede ser grande.

Una sonrisa, por más pequeña y tímida que sea, vale más que mil palabras y está comprobado medicamente que es curativa, en muchos centros hospitalarios ya practican la risoterapia, los doctores de la risa no solo curan el cuerpo sino que alivian el dolor del alma y muestra una nueva manera de ver la vida.

Científicamente se ha comprobado que la risa franca, la carcajada, aporta múltiples beneficios, rejuvenece, elimina el stress, las tensiones, ansiedad, depresión, mientras reímos liberamos gran cantidad de endorfinas responsables de la sensación de bienestar.

La risa da aceptación, comprensión, empatía, alegría, creatividad, relajación, abre los sentidos y ayuda a transformar las pautas mentales, vence miedos, llena de luz, mejora el sentido del humor y hace que se ve la vida con positivismo.

Entonces, porque no sonreír, darle al tiempo buena cara, recuerde que la sonrisa es una riqueza sin límites, es un cheque al portador, es el conducto a nuevas amistades, arregla diferencias, alivia malestares, alimenta el alma y hace sociedades afables.

Rosa Elena González

Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10