La falta de controles, los gastos excesivos, además de la nula vigilancia en el gasto en el fondo de pensiones de la Universidad, empieza a generar serios problemas para cumplir con los profesores que han concluido su ciclo de laboral y que ahora quieren disfrutar “las mieles” de lo generado en los largos años de trabajo.

No hay dinero para pensiones y como siempre, nadie sabe en “dónde quedó la bolita”, quien agarró más de lo debido o bien, quien fue el irresponsable que tomó dinero de la bolsa de los trabajadores para otros fines distintos al retiro, ahora, se pretende cargarle la mano a los mismos empleados de la Universidad para que le entren al rescate y aporten una lanita de emergencia.

Dentro de algunos años, ya no habrá dinero para las pensiones de los profesores de tiempo completo, tampoco se dude, de que sean liquidados un día antes de alcanzar el requisito para su jubilación ante la insolvencia económica para enfrentar el retiro de los trabajadores: los sistemas de pensiones están en quiebra.

Lo curioso del caso es que en este momento, si hay para pagar los sueldos vitalicios de los ex rectores y ex directores, que sumados a las canonjías que se les concede después de haber termino su periodo, pues cuentan con el apoyo y servicios generales de empleados que le hacen de todo, desde ser su chofer, hasta guardaespaldas y mandaderos.

No conformes con haber disfrutado del poder durante sus mandatos, los ex directores y ex rectores tomaron el camino más cómodo para disfrutar la vida y resolver los problemas de sus familias, al fin que no pasa nada y los trabajadores seguro le “entran” para salvar el moribundo fondo.

De acuerdo a un despacho de actuarios, la mayoría de los sistemas de pensiones a nivel nacional están en la misma situación problemática, unos, más graves que otros; el asunto deriva principalmente de la corrupción, en donde quienes administran, han permitido jubilaciones adelantadas o sin necesidad, mientras que la tecnología y avances médicos han incrementado la esperanza de vida de los mexicanos, por lo que algunas instituciones han optado por esperar la muerte de un jubilado, para autorizar  el retiro de otro trabajador con ese derecho.

Otro de los problemas es la inexistencia de normatividad para la creación de reservas en los fondos de pensiones que se dan en todas partes, lo que hace necesario establecer una ley para regular y vigilar este recurso, tomando en cuenta que generalmente el dinero esta varado en el banco, lo cual es una dulce tentación para que cualquiera quiera meter mano al dinero ajeno.

El dinero para las pensiones se acabó hace tres años, por lo que ahora, más de mil profesores tendrán que entrarle con un porcentaje más de su salario, para solventar las próximas jubilaciones; un problema que no resuelve de todo la situación, pues como el mismo despacho dijo, cabe la posibilidad de que en lo cortito la universidad diga: “debo no niego, pago no tengo”.

Como siempre, los trabajadores son los que pagan el plato roto. Un ejemplo, las proyecciones de los fondos de retiro previeron hace algunos años, un promedio de vida a 49 años, sin embargo el promedio de vida actualmente es de 76 años, lo cual no garantiza que alguien fallezca estrictamente a esta edad, lo cual complica el pago por esos años “extras”.

Los sabios prolongan la estancia laboral a 30 años de servicio y hasta 65 años de edad, ni más ni menos, hay que “exprimir” al empleado, lo más que se pueda, no le quede duda que dentro de poco, le incrementen a 35 de antigüedad, con 75 de edad, para que varios vivales, sigan disfrutando a sus anchas.

La quiebra de este y otros fondos de pensiones, hace necesario legislar en este sentido, establecer los controles de vigilancia y el ejercicio transparente del dinero de los trabajadores, para que no sea por conveniencia o por acuerdo este tipo de beneficios, que en su mayoría van a parar en los amigos de los amigos y que mantiene casi en riesgo las aportaciones de los trabajadores.

Mi correo joseluis_castillogtz@hotmail.com

José Luis Castillo Gutiérrez

Es licenciado en Derecho

Reportero y colaborador de diversos medios entre ellos la verdad de Tamaulipas, El Tiempo de Mante, grupo Radiorama y diferentes medios digitales del Estado.

Fue jefe de prensa en el PRI municipal Victoria, coordinador de Prensa en la dirección del CERESO de Victoria, coordinador de prensa en campañas políticas y también titular de prensa en la Secretaría de Salud.

También fue Jefe de Comunicación Social del Congreso del Estado de Tamaulipas