Una perversidad que no se entiende (el caso EPN)
Ya no es suficiente tener un nivel de aprobación muy bajo, debido a múltiples casos de índole social y personal, que no en todos de ellos hay que aclararlo el culpable es él, aunque la gente mayoritariamente le endilgue la culpa. La reciente invitación para que acudiera Donald Trump a nuestro país, caramba, en verdad no se entiende y quizá por los tiempos en los que vivimos y sabedores de su postura y hasta insultos lanzados en contra de nuestros connacionales, para nada se justifica. Aún que haya aclarado que fue hecha a él y Hillary Clinton, no quita el hecho de darle una bienvenida a un personaje controversial por decir lo menos, que no solo ha denostado a nuestro país y otros sino que goza de un fuerte repudio por una gran parte de la ciudadanía estadounidense.
Independientemente de que pueda uno defender muchas cosas sobre el actual gobierno, lo que hay que preguntarse que en el caso de aquellos contratados para asesorar y cuidar la figura presidencial, ¿Qué les pasa, en que carajos están pensando? Pareciera ya un acto de gran perversidad, el exponer al presidente de esa manera. Recién se suelta un nuevo “escandalo” sobre algo que busca seguir restándole credibilidad como lo es el caso de la tesis ¿y con que se reacciona? Invitando a una persona non grata en la gran mayoría del sentir ciudadano. Aquí lo imperdonable es que él mismo no se oponga ante ello, que en lugar de no aceptar tal tipo de propuestas, las autorice sin analizar todas las consecuencias.
No es falta de capacidad, si existen muchas personas de la administración que pueden competir académica y políticamente en cualquier escenario, pero es entonces cuando surgen diversas preguntas obvias:
¿No se deja ayudar, no analiza, lo quieren exponer?, sabedores que la política no es de las disciplinas más pulcras, ¿qué agenda maquiavélica existirá tras todo esto y que más tendría que pasar para dar un fulminante cese a todos aquellos que tan mal lo aconsejan?
Dirían los gringos, What the hell are you thinking!
No se ve que él sea una mala persona, aunque muchos quieran satanizarlo pero caramba, definitivamente no ha sido más decisivo o efectivo en el proceso de toma de decisiones. Y esto no tiene que ver con ninguna postura partidista, ya trasciende todo eso, tiene que ver con la imagen de nuestro país ante el mundo.
Para terminar la nota, una de botepronto…
Si esas son las ayudas y todavía te pagan, muchos de aquí que por años se han jactado de ser grandes gurús políticos, deberían estar preparando sus curriculums para entregarlos en México, total, si así está la cosa, quien quite y hasta en una de esas pega el chicle. Tomando en cuenta que increíblemente la mediocridad en este país muchas veces es bien pagada.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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