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Entrevista a un sacerdote católico

Por: Ricardo Hernández El Día Martes 16 de Agosto del 2016 a las 09:17

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Carlos Manuel Trueba Dávalos nació en la ciudad de San Luis, Potosí el 25 de enero de 1947. Cuenta con estudios de filosofía impartidos en el Seminario Diocesano de León, Gto. (1967-1970). Estudió Teología en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos en Tlalpan, D.F. (1970-1975). Realizó los estudios de seminario en dos etapas: Filosofía y Teología. A los 28 años de edad, en 1975, se ordenó de sacerdote en la plaza de la Basílica de San Pedro, en Roma, Italia. Actualmente tiene 41 años de sacerdote en la Diócesis de Cd. Victoria; ha ejercido su ministerio sacerdotal dentro de la misma. Entre otras parroquias que le ha tocado servir al pueblo de Dios están las de Jaumave, Soto La Marina, Hidalgo, El Chorrito, y Divina Providencia.

Entrevista

La entrevista se llevó a cabo en el restaurante “Los Candiles, del Hotel Sierra Gorda”. 5.00 pm.

Padre Carlos, buenos días, la presente entrevista tiene como finalidad conocer un fragmento de su vida personal, de su paso de la adolescencia a la juventud, conocer al sacerdote que se encuentra representando la Iglesia Católica. Iniciemos por preguntarle ¿quiénes fueron sus padres?

Gracias a Dios nací en una familia cristiana, mi papá era muy católico, mi mamá, pues, también era católica, fuimos cinco hermanos, cuatro hombres y una mujer; yo fui el tercero de ellos. Mis recuerdos de infancia son bonitos, mi familia se mantuvo unida a pesar de dificultades que se presentaban; fui educado también, en parte, en un colegio católico, un colegio lasallista en León, Gto. donde estudié la primaria. En mi familia y en el ambiente donde viví fui conociendo a Jesucristo, después en la secundaria y en la prepa pertenecí a un grupo católico de jóvenes estudiantes; este grupo era asesorado por un sacerdote, aprendí de las enseñanzas de ese sacerdote así como de las enseñanzas de los que aportaban algo en las reuniones de ese grupo.

Usted menciona que proviene de una familia cristiana católica, la palabra “cristiana” en estos tiempos se relaciona más con iglesias protestantes ¿cuál sería una de las razones?

Aclaramos, la palabra “cristiano” indica “aquél que cree en Cristo”, y por lo tanto abarca a los católicos y a los protestantes, porque tanto los protestantes como los católicos creemos en Jesucristo como Dios, como hombre y como Salvador; entonces, el nombre “cristiano”, es un nombre genérico que abarca diferentes grupos religiosos. Yo soy cristiano católico.

¿Cómo era Carlos Trueba de adolescente? ¿Era un jovencito inquieto, tranquilo?

Siempre fui algo tímido, yo creo que siempre he sido algo tímido; sin embargo, la convivencia con mis hermanos, con mi familia era la de un niño normal. De mis hermanos solamente yo decidí estudiar para sacerdote, mis hermanos tienen otras profesiones, uno es Ingeniero, otro es arquitecto, otro fue licenciado.

¿En qué momento de su vida se decide por esta vocación?

Me costó mucho trabajo decidirme entrar al seminario. Primeramente yo tenía temor de que se fueran a burlar de mí,  de que fueran a decir que estaba loco,  aparte, no estaba seguro. Algunas veces nos dieron conferencias o pláticas de orientación vocacional, por ejemplo, en la escuela donde estaba, que era en la prepa, hablaban de las diferentes carreras, licenciado, médico, ingeniero, y también se daba una plática sobre la vocación sacerdotal. Poco a poco fui pensando en esa posibilidad de llegar a ser un día sacerdote; pero al terminar la secundaria yo ya quería entrar al seminario, en eso un sacerdote me aconsejó “Ahorita no entres todavía al seminario, termina primero la prepa, y si después que la termines tienes todavía esa inquietud, entonces entras al seminario”; creo que ese consejo me sirvió mucho porque a los dieciséis años que terminé la secundaria estaba en una época muy crítica, en una crisis de adolescencia y pienso que si hubiera entrado en ese momento al seminario, no hubiera aguantado tal vez la disciplina y el rigor de los estudios del seminario, en cambio ya cuando entré –tres años después-, más o menos a los dieciocho años,  ya había superado los momentos más difíciles.

¿A qué momentos difíciles se refiere?

Muchos temores, inseguridad, escrúpulos de conciencia.

¿Cuáles son esos escrúpulos de conciencia a los que se refiere, padre Carlos?

Por ejemplo, “no voy a hacer esto porque es pecado”; existe un temor irracional de cometer pecados y eso se da en la conciencia inmadura, en la conciencia enfermiza, porque el que sabe tener una conciencia sana y recta, sabe distinguir entre lo que realmente es malo y lo que es bueno para seguir el camino del bien; son las crisis emocionales, se puede decir así.

Lo que yo entiendo, padre Carlos, es que es la etapa del deseo sexual, donde la mujer se convierte en la “tentación” para el hombre, por decirlo de alguna manera.

Lo que te puedo decir es que nunca tuve novia, nunca tuve proyectos de casarme, me gustaban las muchachas, pero nunca llevé un noviazgo y creo que en ese punto siempre fui respetuoso de mis compañeras de la prepa y de la secundaria; es más yo era tímido, no platicaba con ellas sino con mis compañeros.

Padre Carlos, el tema sobre la práctica de la masturbación tanto en el hombre como en la mujer, ¿es un tema tabú para la iglesia?

Mira. Hace 50 ó 60 años se mencionaban poco los temas relativos a la sexualidad, pero actualmente no son temas tabú, porque un tema tabú es un tema que no se toca, que no se menciona, que no se trata y nosotros vemos que hay muchos medios de comunicación y libros en los que se abordan estos temas. Lo que enseña la Iglesia es que el ejercicio de la sexualidad, de la facultad sexual, solamente está permitido dentro del matrimonio legítimo; entonces,  las relaciones sexuales entre parejas que no son esposos o que son nada más amigos o novios no son aceptables, moralmente hablando, como tampoco la masturbación; sin embargo, uno puede ser comprensivo con las personas que siendo cristianas se esfuerzan por guardar la castidad cuando son solteros, cuando son jóvenes. Tentaciones, pues, todos las tenemos, yo también las tuve, pero yo tenía bien claro que debía de ser casto, debía ser puro en mis acciones y en mis pensamientos. Por ejemplo, no veía revistas pornográficas, el internet no existía, en tv. de vez en cuando salían algunas cosas provocativas, pero tampoco era aficionado a estar viendo esas cosas.

Cambiemos un poco de tema si le parece padre Carlos. Uno se imagina que ustedes se la pasan estudie y estudie tanto en Roma como aquí, en el país. En lo personal recuerdo haber leído una historia donde le “ordenan” a un seminarista a que se vaya otra vez al mundo para ser probado, si después de eso regresa a la iglesia es porque se encuentra seguro de lo que quiere, de lo contrario tiene la libertad de incorporarse al mundo terrenal. ¿Esto es cierto?

Primero debemos hablar de la formación en el seminario, esta formación abarca cuatro áreas. Una es el área humana; es decir, el adolescente o el joven que se está preparando en un seminario debe tener madurez humana en cuanto a que tenga estabilidad emocional, que tenga capacidad para tomar buenas decisiones; aparte de que tenga una salud física suficiente para poder desempeñar en un futuro las labores del ministerio sacerdotal, que tenga una salud mental. Segundo punto, el área intelectual. Para iniciar los estudios del Seminario Mayor pide la iglesia que el candidato tenga un nivel académico o intelectual equiparable al que se exige a los jóvenes para iniciar los estudios universitarios; en otras palabras debe tener la prepa. La prepa es un nivel básico para poder iniciar una carrera universitaria y también para poder entrar al seminario. Después de esa formación básica que es en ciencias humanas y programas que tiene la preparatoria, viene la formación filosófica y humanística. En ese campo a mí me tocó estudiar la lengua latina, porque la iglesia quiere que los seminaristas adquieran un conocimiento del latín que le sirva para utilizar las fuentes de la sabiduría cristiana, como dice el Concilio Vaticano Segundo. Yo estudié latín dos años como materia principal.

¿Aún sabe hablar y escribir en latín, padre Carlos?

Es la lengua que usaban los romanos y la Europa occidental hasta el siglo XVI, más o menos. Conozco frases tanto como se leer textos en latín. Tenemos el libro de Derecho Canónico que está en latín, aunque está traducido.

¿Nos puede regalar una frase en latín? Si le parece puede escribirla aquí en mi libreta.

“Prior tempore,

Potior iure”.

“El primero en tiempo,

es más fuerte en derecho”.

¿Cómo podemos interpretar esta frase?

Te respondo con un ejemplo. Si hay una fila de personas formadas para el cine, el que llegó primero tiene más derecho que el que llegó después a comprar el boleto.

Entremos al tema de los matrimonios igualitarios. ¿Qué opina la Iglesia del tema?

En el mes de mayo del 2016 el presidente Enrique Peña Nieto anunció una iniciativa para modificar la legislación; según se decía en ese momento para facilitar a todos los matrimonios igualitarios -que él llamó matrimonios igualitarios-; esa noticia fue muy difundida y causó mucho impacto. Lo que se ha llamado matrimonio igualitario no es en realidad matrimonio; el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer; por lo tanto, si dos personas del mismo sexo viven juntas no forman un matrimonio; podrán formar una sociedad de convivencia, podrán vivir bajo el mismo techo o en la misma casa, pero no es matrimonio. La unión de dos mujeres o de dos varones no es un matrimonio, porque en un matrimonio existe la complementación entre el esposo y la esposa; y esa complementación es posible gracias a que son personas de diferente sexo; además, en un matrimonio formado por un hombre y una mujer pueden engendrarse los hijos porque la misma naturaleza dispone que de tal manera sea el organismo o el cuerpo del hombre y de la mujer, que de la unión de ambos puede surgir, concebirse o nacer una vida humana; eso no sucede en las uniones homosexuales. Alguien puede decir que pueden adoptar un niño, bueno, podrían adoptarlo, pero no es hijo de ellos, no lo engendraron ellos.

¿Qué pasaría si la iglesia aceptara los matrimonios igualitarios?

Esa posibilidad no existe prácticamente.

¿Ni remotamente?

Ni remotamente, porque iría contra la ley natural. La ley natural es la ley divina; la iglesia no contradice la ley divina; es decir, Dios creó al hombre y a la mujer. Dijo Dios “No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante” y por lo tanto “dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. La iglesia no puede estar en contra de la Sagrada Escritura ni de la ley divina. La ley divina está por encima de la ley humana.

Mensaje

Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Tengamos esa humildad para obedecer lo que Dios nos manda, para aceptar con fe su palabra.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.

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