Tanto en el contexto local como nacional, se polarizan cada vez más las opiniones en torno a los casos de corrupción e impunidad que se están divulgando con amplia cobertura en los distintos medios de comunicación y redes sociales. En ellos, muchas veces se enfocan en la militancia de los presuntamente inculpados y por supuesto como ya de costumbre, (ganada por un lado pero totalmente inmerecida por otro) satanizan al partido tricolor.

Muchos con justificación pudieran opinar negativamente acerca de estos temas, porque caramba, el decir que no se ha incurrido en actos no propios de una organización pulcra sería de tontos e ingenuos pero por otro lado muchos lo hacen por costumbre, desquitar su ira o simple desconocimiento. Y les diré a qué me refiero con un ejemplo.

El PRI en la política es como el América en el futbol nacional, o lo amas o lo odias, ningún equipo u organización política genera mayor encono y/o controversia como estos dos y por consecuencia el énfasis en su accionar es mucho mayor que cualquier otro competidor. Para bien o para mal, la atención constantemente se centra en ellos y lo que hacen bien, mal o dejen de hacer, generalmente siempre es noticia. Unos dirán que es un estigma, otros que es una parte inherente de una organización exitosa, gústele o no a muchos. Pero la inminente realidad es que siempre dan de que hablar y son una referencia en el ámbito en el que confluyen.

Pero para realmente conocer una organización desde sus “adentros” se tiene que haber vivido en carne propia  lo que es convivir en el medio funcional de ella y en este caso para emitir un juicio en torno al Partido Revolucionario Institucional, se tiene que haber militado fervientemente en él. Dicen que lo que claro se ve no se juzga pero por otro lado si no se tiene la claridad de haberlo visto por dentro, ¿para qué juzgar?

Porque seamos sinceros mis hermanos, si algo nos caracteriza como sociedad es precisamente eso, el que somos muy volátiles tanto en nuestro sentir como en nuestro actuar. ¿No es cierto?

Si el chícharo metiera el gol que nos diera un campeonato mundial o una copa américa para la selección mayor, pasaría a engrosar la lista de Dioses de nuestra cultura. Ahhh pero si fallara un penal determinante y eso fuera causante de la derrota, sería un “Pendejo”. ¿A poco no?

Que quiero decir con esto, que muchas veces nos dejamos llevar por nuestras emociones del momento y al hacerlo emitimos un juicio que no necesariamente es el correcto o el más merecido. Por todo lo dicho anteriormente y como un Priista con una militancia de más de 20 años quien empezó desde pegando calcas y cargando bolsas de artículos en campañas hasta ocupar cargos de corte estatal; les daré mi sincera opinión acerca de las más frecuentes menciones a las cuales es sujeto el revolucionario institucional. Con mi característica franqueza (me lo han dicho siempre) y siendo lo más ecuánime posible en mis aseveraciones según lo que me ha tocado vivir con respecto a todo el sistema tanto estatal como nacional.

1.- Que todos los Priistas son iguales, corruptos, soberbios y todo los adjetivos con los que muchas veces buscan y gustan para denostar.

R- Nada más falso que eso, no se puede emitir un juicio acusatorio global por un porcentaje que no representan las mayorías.

2.- Qué es un sistema o se basan en prácticas anacrónicas.

R- Tristemente sí pero eso no quiere decir que todo eso sea malo ya que también ha sido el impulsor del desarrollo de nuestra nación.

3.- Que en el PRI es puro “dedazo”

R- Por los estatutos y modus operandi interno pareciera para muchos que sí pero también no ven el lado de una organización disciplinada que acata instrucciones (con lo que ello represente para bien o para mal) como una manera de mantener un equilibrio organizacional. El honorable ejército mexicano así se maneja.

4.- ¿Que si le endilgan más de lo que se merece?

R- Sí y no, sí, porque pareciera un deporte nacional el querer desprestigiarlo (vuelvo, caso América), no, por que como toda organización y ser viviente, no es perfecto y sus pecados ha cometido. ¿Pero díganme ustedes quien no?

5.- ¿Que para mejorar, tiene que haber una reestructuración profunda?

R- Definitivamente sí pero eso no quiere decir que no se continúe con aquello que bien se ha hecho, ni buscar desprestigiar  o hacer un lado a todos los militantes de vasta experiencia y dignidad que por años han dado la cara.

Para los detractores, espero y sea igual la crítica al nuevo gobierno (no la prejuiciosa sino la constructiva) y para los simpatizantes, espero y sigan creyendo que mientras existan ganas siempre habrá maneras.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)