Ya pasaron algunos años desde aquel trágico 23 de Marzo del año del noventa y cuatro en donde cobardemente, con alevosía y alguna clara pero hasta la fecha discutida versión de los hechos, un idealista fue privado no solo de su vida sino de la oportunidad de seguir luchando por un México más digno y democrático, aquel que muchos han pregonado querer pero que solo en notas discursivas quedan las intenciones. Un real demócrata, un hombre proveniente de la cultura del esfuerzo y con valores por demás arraigados, el caballero de Magdalena de Kino quien vio un México con hambre y con sed de justicia un pueblo agraviado que exclamaba y hasta el día de hoy, por una tan ansiada paz y justicia social. De él pudiera hablar mucho ya que crecí con un hombre que profesaba los mismos valores y que me incitó siempre a seguir ese ejemplo lo cual hasta la fecha hago sin desviar a pesar de lo complicado que se vuelve el pregonar ideales y valores firmes en un ámbito político-social que pareciera mitigar la esperanza de aquellos que sueñan con equidad y respeto a los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su color, raza, credo status social o creencias.

Más que abundar en lo que hizo en vida quisiera exaltar el legado que dejó para todos los que verdaderamente profesan la humildad y que igual que él siguen deseando un cambio cualitativo para nuestra hermosa nación. Muchos subirán videos, en discursos lo recordarán, dirán que fue un gran líder y que su esencia permea en ellos hasta el día de hoy; para aquellos que de corazón lo hacen no solo les aplaudo e incito a seguir haciéndolo sino los invito a unir nuestros esfuerzos para cristalizar nuestros sueños; pero para aquellos que solo en afán de falsa propaganda y adulación insípida lo hacen, les recuerdo que su verdadero legado provino de sus ideales por demás arraigados aquellos que bien se inculcaron en su familia y que nunca se le olvidaron, valores sólidos que llevó consigo siempre y que rechazaban la corrupción, la impunidad, la falta de ética pero sobre todo la carencia de honorabilidad.

Por ser muy concreto en mi sentir quizá pensaran que mis palabras o ideas  provienen de una exacerbada admiración nada más pero no es así.  Mi padre que pensaba igual que él, al llegar a hacer amistad con Don Luis Colosio Fernández, comprendió el porqué del pensar y sentir de su hijo que tanto admiraba y años después en lo personal pude cerciorar la autenticidad de las convicciones de su más que hermosa familia, al tener el gran honor de poder  amistar con integrantes de la misma.

Si siempre lo he admirado ahora lo hago aún más al saber que su esencia vive no solo en aquellos que llevan su sangre y mismo apellido sino que el deseo de luchar por mi patria es más que genuino y sigue intacto a pesar de haber vivido contratiempos fuertes, decepciones grandes e intentos de obstruir a un “iluso” que dicen pierde el tiempo en su afán de querer cambiar al mundo.

Pero por ello supongo siempre entendí las palabras emanadas un 6 de marzo enfrente del monumento a la revolución que cimbraron no solo mi corazón sino el de millones de mexicanos, del cual para efectos de recordar tomo solo un extracto para que aquellos que aún no entiendan su legado:

“La legitimidad debemos ganarla día con día, con nuestras propuestas, con nuestras acciones, con nuestros argumentos”

La legitimidad no solo política sino personal, la legitimidad como una sociedad orgullosa de nuestras raíces y lista para emprender acciones que nos conlleven hacia un futuro más promisorio, el cambio tiene que ser hoy e iniciar desde los actos simples y desde el núcleo familiar, la grandeza siempre la hemos tenido. En nuestras venas corre sangre de férreos guerreros y es tiempo de invocar a la revolución pero no con armas o violencia sino una revolución intelectual, la cual busque inequívocamente una tan ansiada redención para nuestra sociedad, que al igual que el noble caballero de nombre Luis Donaldo de Magdalena de Kino entendió en su momento, no puede esperar más.

Hoy y siempre, retumben en mi corazón y mente tus palabras así como tú siempre admirable patriotismo.

“Tenemos que romper con las practicas que nos hicieron una organización rígida, tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio, recuperemos nuestra iniciativa, recuperemos nuestra fuerza, para representar las mejores causas, para ofrecer los caminos de la paz, para responder ante las injusticias….”

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)