La corrupción e impunidad son “la Pus” de nuestra sociedad
Recuerdo que tenía alrededor de 15 años mientras viajábamos mi padre y yo a la capital del país, fue en ese momento cuando le externe mi intención de querer comenzar a militar en una manera más formal en cuestiones políticas. Viniendo de una familia con antecedentes en el rubro y siendo él aparte de un investigador consolidado, un militante Priista de años, no le sorprendió el hecho, al contrario, por mi carácter, mi joven pero ya marcada ideología y lo absorbido por él, mi abuelo, quien fue presidente municipal de su tierra natal, entre otros factores, sonrió como sabiendo que era algo que esperaba pasará.
Fue allí donde él comenzó a compartir conmigo más profundamente su visión e ideología en cuestión política y acerca de nuestro país, que por cierto siempre se asemejó de una manera clara a la visión que pregonaba Luis Donaldo Colosio Murrieta a quien él también respetaba y al cual hasta su padre, Don Luis Colosio Fernández, quien amistó con el mío, le llegó a hacer el comentario en torno a la similitud en la visión de ambos. Dentro de las enseñanzas sobre un desarrollo regional sostenido, del impulso prioritario al campo, la industria, Mi pymes así como impulsar la investigación y academia en general para lograr un desarrollo sustentable, me comentó algo que nunca se me olvidaría, hasta la fecha, porque no solo fue enfático en ello sino reiterativo. Me habló de la necesidad de dignificar la forma de hacer política y gobernanza en nuestro país y fue allí donde me hizo el comentario:
“La corrupción e impunidad son el pus de nuestra sociedad”
Me dijo que mientras tuviéramos un país tan corrupto en donde no imperara la justicia, el atraso y la desigualdad serían el pan de todos los días de nuestra gente y caramba, que razón tenía.
Me puso de ejemplo su caso, que siendo él un investigador con posgrados en el exterior, experto nacional y con reconocimiento a nivel internacional, en lugar de que le dieran su lugar y lo dejaran utilizar su conocimiento adquirido por sus especializaciones, era atacado y segregado, por que representaba una amenaza para el sistema político reinante.
Y por qué tajantemente rechazaba corromperse.
En esa época como Director de Ganadería estatal, generó una época sin precedente, como lo constata este extracto de un libro que la UNAM publicará en reconocimiento a los investigadores prominentes del país en áreas pecuarias y de Medicina Veterinaria y para la cual me contactaron para ayudar con la recaudación de datos biográficos de él.
“Como Director de Ganadería del Gobierno del Estado de Tamaulipas, estableció las bases para la prevención y erradicación de enfermedades de ganado. Durante su gestión, el estado obtuvo el status libre de Cólera porcina, salmonelosis aviar, Enfermedad de New Castle e Influenza aviar, además de la menor prevalencia histórica de enfermedad de Aujesky. Se controlaron y erradicaron los brotes de encefalitis equina, cólera porcino y rabia paralítica bovina. Se vacunaron 80,000 caprinos en 14 meses, lo cual ayudó a reducir los brotes de brucelosis en humanos. El estado de Tamaulipas mantuvo una de las más bajas prevalencias de tuberculosis bovina en México.”
¿Y qué le pasó o cual fue su premio?
Ser perseguido y amenazado, por aquellos que se corrompían y por no haber aceptado ingresar al estado un lote enorme de ganado infectado por lo cual le ofrecían entre uno y dos millones de dólares para que él lo autorizará, cosa que hizo que se enfureciera con el ganadero y los directivos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario que lo instaban a que accediera. Y más cuando al último el ganadero lo llamó pendejo, porque él sabía que de todas formas se lo iban a autorizar y recalcándole que había dejado pasar la oportunidad de tener “una mejor vida” aceptando ese truculento trato.
Fue una época difícil y más difícil aún porque fue en ese mismo año cuando asesinaron cobardemente a Luis Donaldo Colosio, evento que marcó mi vida para siempre y que hasta el número del día y el mes en el cual sucedió, volvería años después a marcarme de por vida de nueva cuenta. Casualidades o causalidades del destino.
En verdad me duele ver que no hayamos aprendido lecciones valiosas del pasado y más el saber que el cambio cualitativo para nuestra hermosa nación, siempre ha estado en nuestras manos.
Por cierto como anécdota y colofón, el ganado terminó repartiéndose en un programa llamado cínicamente “Ganado Mejor” y el cual ofertó cientos de animales infectados a los campesinos Tamaulipecos. Causal de la posterior renuncia de mi padre y de la frase celebré de parte de quien lo autorizó:
No entendiste Fidel, “que el sol sale para todos”.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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