Rodolfo Torre Cantú: Seis años y ¿Todo Sereno?
Hace seis años, las balas de la sinrazón arrancaron a la vida a quien ya era, prácticamente, el Gobernador de Tamaulipas. Minutos después de las 10 de la mañana del 28 de junio de 2010, y cuando el abanderado tricolor a la Gubernatura se dirigía al aeropuerto Pedro J. Méndez de Ciudad Victoria para volar al municipio de Matamoros, donde esa tarde encabezaría el cierre de su campaña en la frontera tamaulipeca, un convoy de sicarios los detuvo, cegando la vida de Rodolfo Torre, de Enrique Blackmore Smer y de tres elementos de seguridad del candidato.
Cómo reguero de pólvora, la noticia corrió por todo el territorio mexicano y más allá de las fronteras. Un duro golpe para la familia del Doctor, para los priístas, para los tamaulipecos y para todos los mexicanos. Un grave acontecimiento del cual la credibilidad de Tamaulipas en sus instituciones no ha podido reponerse.
Me atrevo a asegurar que el asesinato del Doctor, de Enrique Blackmore y de sus escoltas ha sido el más grave episodio del horror político, incluso más grave que el homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Mientras el de Colosio en 1994, fue la acción de un “asesino solitario”, el de Rodolfo fue una operación concertada milimétricamente realizada, en donde participaron varias personas.
¿Quién lo hizo y por qué? ¿Qué pretendían los asesinos? ¿Y qué lograron? ¿Quiénes se beneficiaron con el asesinato de Rodolfo Torre? ¿Y de qué manera? Estas son por lo menos algunas de las interrogantes que están atrás del asesinato del Doctor Rodolfo Torre Cantú y que los tamaulipecos queremos conocer.
Han pasado seis años y nada. Nadie, ninguna autoridad ni estatal ni federal, dice esta boca es mía. Nadie le entra a fondo para resolver de una vez y por todas el homicidio del Dr. Torre y dar una satisfacción a la sociedad. Sin embargo, la esperanza renace, como muchas otras esperanzas para Tamaulipas, con el arribo al Gobierno estatal de nuevas autoridades.
Y es que toda la sociedad, principalmente su familia, su esposa Beba y sus hijos, necesitan saber que pasó. También sus amigos, necesitan tener el apunte real de los hechos que dieron fin a la vida de quien si viviera hoy, estaría por entregar el gobierno al ganador de la contienda del cinco de junio, pero créame que de haber vivido Rodolfo, de haber gobernado Rodolfo, la historia sería muy diferente a la historia de hoy. De eso no me cabe la menor de las dudas.
Y lo que debería ser un día de exigencias sobre el esclarecimiento de estos lamentables hechos a las autoridades, se ha reducido a sólo una efeméride más. Ha sido una pena para su familia, para sus amigos y para los tamaulipecos saber que no se ha hecho prácticamente nada sobre la investigación del asesinato del Dr. Rodolfo Torre Cantú. Y es una lástima porque se ha inyectado al asunto tiempo, tiempo y más tiempo, esperando, que más tarde que temprano le den carpetazo al asunto. No sé a quién pero debe haber alguien tras este silencio cómplice, a quien le beneficie que del tema no se sepa nada más.
Por lo pronto, hoy habrá muchos tamaulipecos que lloren al recordar al Dr. Torre. Seis años y nada. Seis años de tu partida y no se dice más sobre este crimen. Seis años de haber dejado esta vida, y todos seguimos esperando conocer los motivos.
Insisto, está renaciendo la esperanza de que las nuevas autoridades investiguen y lleguen al fondo del asunto, y digan a todo México que sucedió. ¿Y las que están? Para bien o para mal, ya se van y no creo que les interese llegar al fondo del asunto. Lo único que es seguro es que el caso lo llevarán en su conciencia hasta el último día de su vida. ¡Qué pena!
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