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Afección crónica

Por: Juan Ángel Sánchez El Día Lunes 27 de Junio del 2016 a las 13:28

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La renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera a la dirigencia nacional del tricolor, no es la panacea que alivie la enfermedad crónica que padece el partido desde hace por lo menos 28 años, sino otro analgésico, como los suministrados anteriormente, para reducir el dolor de las derrotas pese al estado crítico del Revolucionario Institucional, que, a decir verdad, está a punto de ingresar al área de terapia intensiva.

Eso lo saben Enrique Peña Nieto y su séquito de colaboradores más cercanos. Pero aún así no asoman interés profundo para socorrerlo en lo inmediato; y su actitud, desde luego, ha contagiado a otros fiduciarios del poder, hasta el grado de mostrarse omisos cuando se les pregunta sobre la crisis o el futuro de ‘su’ corporación ideológica.

“Los tiempos del partido los resolverá el partido”, es lo que dicen a la prensa, como si los periodistas no supieran quién determina la agenda (a su libre arbitrio), que, por cierto, contempla que en 60 días como máximo (a partir del miércoles 22 que nos antecede), el Consejo Político Nacional (CPN) habrá de decretar el nombre del nuevo guía priista, para enfrentar el gran reto del 2018 en que se elegirán: Presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados federales; más los gobernadores, Congresos locales y ayuntamientos homologados con la justa por disposición oficial.

Al frente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI llegó Carolina Monroy del Mazo --acorde con los estatutos, aunque sólo temporalmente hasta que sea designado el relevo--, quien no es garantía de nada, pues, como usted bien sabe, a la Secretaría General arribó por designación del señor de Los Pinos para privilegiar al mentado ‘Grupo Atlacomulco’; y no, lo aclaro, por méritos partidistas propios.

De cualquier forma será ella el conducto para imponer al sucesor del sonorense. Y entre las cartas que se barajean, aparecen: Emilio Gamboa Patrón (el ex secretario particular de Miguel de la Madrid Hurtado) y José Calzada Rovirosa (ex gobernador de Querétaro).

Lamentablemente ninguno de ellos cuenta con liderazgo auténtico, a nivel nacional, por lo que el jefe del Ejecutivo federal tendrá qué rebuscar entre sus allegados y grupos coyunturales otra opción, so pena de clavar al PRI la puntilla de muerte como en su oportunidad pretendieron hacerlo los impulsores del neoliberalismo.

Crisis partidista

Hasta 1986, cuando el poder presidencial todavía era omnímodo –Miguel de la Madrid Hurtado lo practicaba entonces--, nada afectaba la salud del PRI.

Menos cuando el arbitraje de las justas electorales era precisamente responsabilidad del secretario de Gobernación –Manuel Bartlett Díaz fue el encargado en aquella época--, manteniendo así el dominio y el control de los procesos, como del partido en el poder; y hasta de los membretes opositores (incluido el albiceleste), que vendían su vigencia a cambio de prerrogativas dentro del sistema establecido de partidos. 

Sin embargo, en la víspera de seleccionar al candidato presidencial, ya en 1987, surgió la Corriente Democrática (CD) hacia el interior del PRI encabezada por Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y el hijo del ‘Tata’ Lázaro (Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano), bajo el pretexto de oponerse a la política neoliberal del mandatario en turno; y exigiendo imparcialidad en la designación del abanderado sexenal.

El Presidente no les hizo caso. E impuso a Carlos Salinas de Gortari como candidato, por lo que los disidentes rompieron con el PRI al tiempo de darle vida al llamado Frente Democrático Nacional (FDN), que postuló en 1988 al ex gobernador de Michoacán.

Y ganó (se reconocería años más tarde), pero una caída del sistema elucubrada por quien manejaba los hilos del Palacio de Covián, evitó que el priista perdiera.

A raíz de ese fraude electoral, fue creado el Partido de la Revolución Democrática (PRD), causándole al tricolor una aguda crisis que, según la apreciación política, se ha vuelto crónica.

El segundo tumor maligno apareció en el PRI en 1994, con el crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta; la crisis económica; los escándalos del Fobaproa; la alzada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y la imposición de Ernesto Zedillo Ponce de León, como candidato priista sustituto.

Empero, por falsa disciplina, la mentada gran familia revolucionaria y los grupos de interés acataron la decisión presidencial, aunque sabían (o simplemente sospechaban) que en el fondo, Salinas proyectaba entregar el poder a los empresarios, puesto que ejercía un proyecto neoliberal sin tomar en cuenta a los diversos sectores sociales ajenos a los dueños del dinero, significando esto que el Estado dejara en manos privadas cuanto tiene qué ver con el erario.

Por eso la elección del ’94 se considera el inicio de la catástrofe que hizo a un lado a los políticos auténticos, hacia el interior del PRI, para en su lugar permitir el enquistamiento de los llamados tecnócratas.

Seis años después, en el 2000, apareció otra tumefacción, pero más grave para el tricolor, cuando Vicente Fox Quesada sacó de Los Pinos al consorcio que durante siete décadas ostentó el bando presidencial.

Hubo entonces una mala selección de candidatos empezando por el presidencial (Francisco Labastida Ochoa) –dicen que deliberadamente--, y de ahí derivaron los conflictos de intereses, hasta el grado de generarle hartazgo a la población que demandaba un nuevo orden político.

Como respuesta a la continuidad de simulación y vicios añejos, en la jornada comicial se le cobraron al PRI las facturas, perdiendo además de la Presidencia de la República la mayoría en el Congreso de la Unión.

Hacia 2006, el Partido Acción Nacional (PAN) le repitió la dosis a los divididos ‘revolucionarios’ --quienes se encontraban enfrascados en riñas estériles desde el poder por el poder mismo--, cuando por instrucción del señor de Los Pinos el Instituto Federal Electoral (IFE) le dio ‘madruguete’ a Roberto Madrazo Pintado al decretar ganador de la contienda a Felipe Calderón Hinojosa.

En dicha maniobra mucho tuvo qué ver Elba Esther Gordillo Morales --entonces cacique del gremio magisterial--, al confrontarse abiertamente con el tabasqueño antes y durante la campaña, avivando el desánimo de la población para involucrarse en la justa.

Finalmente ella ganó al regalársele el registro de un nuevo partido; y el PRI perdió no sólo la Presidencia, sino también credibilidad, militantes, espacios legislativos, gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos.

En aquél entonces el tabasqueño abrió otros frentes, que diezmaron mucho más la salud del tricolor, pues también se enfrentó con el ‘Grupo Atlacomulco’ que requería la candidatura presidencial para Arturo Montiel Rojas.

Ya en el 2012, la sociedad le dio una nueva oportunidad al PRI, pero condicionada al acatamiento de los principios básicos y estatutos priistas que habían desatendido los presidentes en turno desde 1988.

Sin embargo Enrique Peña Nieto salió tan malo o peor que los otros.

Lo prueba el tsunami del pasado cinco de junio cuando el PRI perdió siete de doce gubernaturas en juego más cualquier cantidad de alcaldías y curules locales, merced a la pésima conducción del partido --por parte de Manlio Fabio--; la crisis económica, el desempleo y los índices de inseguridad pública; la falta de una política social que en verdad apoye a quienes menos tienen; el rechazo a la reforma educativa; la represión en contra de los maestros; la adquisición de fastuosas residencias por parte de su segunda cónyuge Angélica Rivera; los pleitos entre su equipo más cercano de colaboradores; la adelantada sucesión presidencial y un sin fin de yerros más.

En síntesis, el señor de Los Pinos y Beltrones Rivera son culpables de la derrota priista, como también de haber agravado la enfermedad del partido que si bien es cierto aún no está en agonía sí se encuentra en la antesala de terapia intensiva.

Limpia de calles

El presidente municipal de Reynosa, Pepe Elías Leal, giró instrucciones a la Coordinación de servicios públicos primarios para que mantengan la limpieza de calles y avenidas, pese a que el agua de las recientes lluvias obstaculizan sus labore cotidianas, pues sólo así podrá evitarse la propagación del mosco transmisor del dengue.

Antonio Rivas Sordia, quien coordina los trabajos, destacó que dentro de los ejes rectores marcados por el alcalde los servicios de calidad a la población son uno de los factores para mejorar la calidad de vida e imagen del municipio. De ahí que el mantenimiento de las calles, camellones, plazas y bulevares tengan una atención especial.

“En limpieza cada sector requiere de una atención diferente y nos enfrentamos, por citar un ejemplo, que las aguas por lluvias es una situación que nos hace redoblar los esfuerzos, se nos duplica el trabajo porque tenemos que en una semana el zacate en plazas públicas nos crece pulgada y media y tenemos que hacer el corte, cuando normalmente eso sucede en tres semanas o un mes” explicó.

A paso firme

El sábado que nos antecede, la alcaldesa Lety Salazar entregó más de 14 mil pares de zapatos y miles de mochilas a niñas y niños a través del programa ‘A paso firme’.

Ante miles de personas que abarrotaron el centro de convenciones Mundo Nuevo, la munícipe, acompañada por Lizy Salazar (presidenta del DIF Matamoros), destacó que la finalidad fundamental de este programa es aligerar de manera importante la carga económica que tienen muchas de las familias de esa localidad.

Y destacó que este programa garantiza que más alumnos no dejen de estudiar por la falta de recursos por parte de sus padres.

Así, son miles de niños y familias de Matamoros las que tienen un beneficio importante porque los papas ahora no se tienen qué preocupar por una parte importante del gasto que implica cada nuevo ciclo escolar.

Reaparición

Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa sostendrá mañana un encuentro con la prensa, en esta capital, para dialogar sobre el proceso electoral y el futuro del PRI.

Hoy, en reunión con lo que fue su equipo de campaña, hará lo propio.

E-m@il: jusam_gg@hotmail.com

 

 

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.

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