“No hay nada más peligroso que un pendejo con iniciativa”
La sabiduría popular
Todos, absolutamente todos, conocemos a un “pendejo con iniciativa”, alguien que sin tener técnica ni metodología en algún asunto se da el lujo de opinar como experto y lo que es peor, recomienda acciones disparatadas que a ojo de buen crítico están destinadas a echar el asunto a la basura. Cierto es, que existen “pendejos con iniciativa” en todo tipo de espacios: en la escuela, en la oficina, en la familia, en la otra familia (la de la pareja), en la Presidencia de la República, en el Gabinete, en el gimnasio, etc. Pero en esta ocasión, me dirigiré exclusivamente a los “pendejos con iniciativa” en la consultoría y en la comunicación política.
A raíz del boom mediático de las redes sociales y de la facilidad de descargar textos sobre asesoramiento de campañas electorales, un sinfín de personas, de la noche a la mañana se sintieron comunicadores, abrieron una cuenta de Twitter y ya eran expertos en redes sociales, agregaron amigos a lo imbécil en Facebook y ya se sentían líderes de opinión, y hasta ahí, no hay problema, cada quien puede hacer con su muro lo que se le venga en gana, el problema viene, cuando deciden llevar su “carpeta de servicios” a la clase política, y mire, hasta ahí tampoco hay mucho problema, porque lo más seguro es que digan que sí, pero no le digan cuando.
Sin embargo, existe cierto sector político que por falta de información respecto del mercado y de ácido fólico durante la gestación, decide contratar los servicios de “pendejos con iniciativa” para las campañas políticas, y tenemos a estos pendejos hablando de que tienen tantos seguidores en Twitter, que tienen tantos “me gusta” en Facebook y que le apuestan todo, absolutamente todo a las redes sociales porque según ellos “son las que hicieron ganar a Obama”.
Vamos por partes, el que tengan 10,000 seguidores (por citar un número) de ahí no se sigue que esos 10,000 sean influenciados por la cuenta principal, eso sin señalar los bots y las cuentas poco activas. Que tenga 1,000 “me gusta” (por citar otro número) en Facebook, no quiere decir que esté generando opinión ni contenido, quizá subió una foto con un chimpancé y le generó los 1,000 “me gusta” pero no por ello se incidió en determinado auditorio y se envió un mensaje (bueno, sí, que al tipo le gustan los chimpancés) en resumen, son personas que generan “mucho ruido, pero pocas nueces”
Lo primero que le dicen al candidato es que (en caso de que no la tenga) abra una cuenta de Twitter, es más, ellos mismos sacan su PC y suben las actividades del candidato. El problema es que esto, no comunica, sólo informa (que no es lo mismo) y con el paso de los días, se traduce en derrotas electorales, fracasos y búsqueda de culpables.
La culpa no sólo es del “pendejo con iniciativa” (y también de sus padres por haberse enamorado) sino también del político, que no se rodeó de profesionales en la materia, gente que no sólo se chutó la licenciatura, la maestría, el doctorado, la especialidad, sino, que trae años y años de experiencias, de fracasos y de éxitos, de alguien que se actualiza todos los días, alguien que sabe hacer estrategia, barrido, análisis de datos y lo más importante (permítanme ponerlo en mayúsculas) GENERACIÓN DE CONTENIDOS.
Nadamos en un mar de información pero en un desierto de conocimientos, si el político no busca expertos, es un bocado suculento para los “pendejos con iniciativa” y así como un celular con cámara no te hace reportero, ni una constitución en la mano te hace abogado, igualmente, una cuenta de Twitter no te hace experto en redes sociales ni un blog te vuelve perito en Comunicación Política.
Lo importante aquí, es buscar a los profesionales y detectar a tiempo a los “pendejos con iniciativa” y si ya los tiene cerca, muy muy cerca de Usted, neutralícelos con actividades en el ciberespacio como, ¡no sé! ¿Qué sé yo? Stalkear la cuenta del novio(a) o la del jefe, o la del otro candidato, algo por el estilo, pero no permita bajo ningún concepto, que sean los responsables de la generación de contenidos porque corremos el riesgo de perder una campaña y la credibilidad.
Recuerde por último, que no porque tenga millones de seguidores, esos seguidores sean su fiel audiencia.