Por: Carlos Santamaría Ochoa25/10/2011 | Actualizada a las 14:37h
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La tanatología ha cobrado mucha
importancia en los últimos años, por la trascendencia que tiene en cada familia
donde existe un enfermo en fase terminal, y porque se ha ocupado de aspectos
que antaño se dejaban a la deriva, y luego tenía consecuencias poco favorables,
documentadas por profesionales de la psicología, trabajo social y psiquiatría,
inclusive. Dice la Real Academia de la definición
de tanatología: “conjunto de conocimientos médicos relativos a la muerte”. En España hay unos 250 mil casos de
enfermos en fase terminal por año, de los cuales, un 40 por ciento padece algún
tipo de cáncer, y es una situación que afecta no únicamente a quienes la
padecen, sino a la familia, su entorno y a los que se considera “los otros
pacientes”. El presidente de la Sociedad Española
de Cuidados Paliativos –SECPAL- Javier Rocaforte asegura que unas 700 mil
personas se encargan de atender a enfermos de cáncer, de las que unas 300 mil
están al lado del paciente oncológico y necesitan apoyo, ayudas sociales y
económicas para el cuidado, asistencia y asesoramiento de los enfermos en sus
últimos meses de vida. También comenta que 6 de cada 10
familiares de personas con enfermedades en fase avanzada sufren sobrecarga y
ansiedad, 32 por ciento se encuentran en riesgo grande de depresión, y de todas
ellas, un 70 por ciento son mujeres con perfil medio de edad entre 56 y 67 años
y parentesco con el familiar, cónyuge o hijos. Afecta, según estudios, 1 de cada 60
hogares españoles como la experiencia “más intensa y de mayor riesgo de
sufrimiento de cuantas ocurrirán durante su existencia”. En ese sentido, cabe
recordar que la trabajadora social del Hospital Centro de cuidados Laguna,
dedicado a enfermos en fase terminal, Lourdes Corredera agrega que “a los
cuidadores lo que más les importa es que la muerte de su ser querido no sea
dolorosa, pero necesitan que todos los asuntos del paciente queden resueltos” De ahí la importancia que tiene la
tanatología: propiciar una muerte digna, una muerte con la menor carga de sufrimientos
posible. Todos vamos hacia ese camino y no lo podemos negar. Hay que ocuparse de los pacientes y de
quienes les rodean, de ahí la importancia que cobran acciones como la
emprendida por la Secretaría de Salud tamaulipeca, en este tema, el secretario
Norberto Treviño García-Manzo ha encabezado una importante cruzada: que los
tamaulipecos cuenten con personal capacitado que pueda dar la atención técnica
y humanamente adecuada que necesitan los enfermos terminales y sus familiares,
y para ello se llevó a cabo el Curso-Taller de Cuidados Paliativos y
Tanatología, con el que se consolida el avance en la atención a estos
pacientes. Contamos en la entidad con buenos tanatólogos, sin lugar a dudas,
porque se ha puesto especial atención al respecto. En el acto de clausura del curso, en
el que participaron unas 500 personas, el subsecretario de calidad y
atención médica especializada Américo Villarreal Anaya dijo que “Con este tipo
de actividades Tamaulipas sensibiliza la atención a los enfermos en fase terminal
a través del programa Paliar, ubicándose a la vanguardia nacional en acciones
para garantizar que los pacientes con una enfermedad en la que se han agotado
todos los recursos de curación y han entrado en una fase final tengan servicios
integrales, de calidad y con un enfoque eminentemente humanista”. La fase terminal de una enfermedad es,
en su historia natural, el último estadio clínico, que concluye con la agonía y
la muerte. En esta fase la atención de los servicios de salud, denominados
cuidados paliativos, se concentran en acciones para controlar el dolor y el
sufrimiento de los pacientes con la meta de preservar y mejorar su calidad de
vida hasta el final. Es, la mencionada, una acción con
actitudes meramente humanistas, lo que habla de la calidad en los servicios con
los que contamos. Cuando se pierde el sentido humano, se pierde todo, y
nosotros aún lo tenemos. Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx
Carlos David Santamaría Ochoa,
(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.
Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).
Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.
Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.
Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.
Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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