Por: Carlos Santamaría Ochoa22/02/2011 | Actualizada a las 16:21h
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Este 22 de febrero celebró el mundo entero el natalicio
de Robert Steaphenson Smith, conocido mejor como Lord Robert Baden Powell,
primer varón de Gillewll. El nombre no dice mucho a la mayoría de las personas, sin
embargo, hay un grupo social muy importante que lo recuerda con mucho cariño:
BP, como se le conoce, fue fundador del movimiento Scout en el mundo y ha
dejado un legado importantísimo a la humanidad con esta acción que pese a que
ha sido minimizada en los últimos años y subvaluada, sigue siendo una de las
grandes alternativas para que el individuo aprenda a valorarse a sí mismo, que
pueda valerse también por sí mismo y tenga la capacidad de ayudar a los demás
sin esperar recompensa. El movimiento nace en Inglaterra, donde Baden Powell idea
la formación de un “ejército” para niños, donde se les pueda enseñar una serie
de actividades tendientes a ser autosuficientes, pero sin dejar a un lado los
tres principios que debe observar todo ser humano: Dios, Patria y Hogar. Decía que el ser debe tener una idea religiosa y vivir
acorde a ella, amar a su patria, trabajar por ella en el estudio o el campo
profesional, y también deberá observar sus principios fundamentales, esos que
se enseñan cuando nacemos, en la misma casa. Manejaba tres virtudes esenciales: lealtad, abnegación y
pureza, en sentimientos, acciones y todo lo que concierne al individuo. El
movimiento tuvo su primera aparición en el Palacio de Cristal, en Londres, con
un campamento donde se puso de manifiesto la importancia de adiestrar a los
niños y jóvenes para el futuro, con valores de toda índole. Si todos tuviéramos una preparación adecuada seguramente
seríamos mejores seres humanos y no cometeríamos tantas acciones torpes e
ilógicas que lastiman a los que viven en torno nuestro. El fundador comienza a extender su movimiento en el mundo
entero, y es en el año de 1926 cuando llega a México para encontrar un campo
fértil, basado en tres secciones que eran la manada, tropa y clan, de 6 a 11,
12 a 17 y 18 a 23 años, respectivamente, porque se consideraba que así debía
separarse el desarrollo del hombre. Ahora hay más secciones y se han
instrumentado programas poco lógicos, pero que tienen en el libro “Escultismo
para Muchachos” su firme base, y la filosofía de Baden Powell como guía. ¿Qué decir de los Scouts? Bromas y comentarios de mal
gusto nos ubican en un contexto equivocado: el scout es una persona de bien que
busca hacer el bien a los demás sin mirar la recompensa ni esperarla: es un
hombre que tiene el mayor compromiso consigo mismo y con su desarrollo, sabedor
que lo anterior le permitirá ser factor de cambio en una sociedad que está
urgida de gente positiva y colaboradora con los demás, que pueda ser también un
instrumento de apoyo a los necesitados, una fuerza para el débil y un amigo
para el que requiere de esa voz o esa mano que le levante de donde se encuentra
derrotado. El scout es ese ser humano maravilloso que puede convertir al mundo,
como lo soñó BP en su momento. Cierto es que para muchos scouts ha pasado la fecha
totalmente desapercibida porque no se ha inculcado quizá el recuerdo de los
seres que nos hacen ser lo que somos. Es este el movimiento que ahora tiene representantes en
Victoria a través de los grupos 1 y 4 principalmente, así como en otras partes
de Tamaulipas y el mundo entero. El lema de la tropa “siempre listo para servir” nos habla
mucho de lo que se espera de quienes alguna vez hicimos la promesa en
cualquiera de las tres ramas iniciales y aseguramos que entregaríamos las
virtudes cultivadas a lo largo de nuestra existencia al servicio de los demás. Es algo así como un apostolado social, porque finalmente,
el Scout trabaja para la sociedad y entrega lo mejor de sí a este grupo social
del que surge como individuo, como persona, como ser humano. En la ciudad de México se encuentra el monumento nacional
al fundador; en Meztitla, Morelos, el campo escuela donde también se recuerda a
Baden Powell y su gran labor en pro de la sociedad. ¿Qué nos queda a nosotros? Seguir el ejemplo de una
persona que vivió para servir a los demás, procurar cultivar todas las virtudes
humanas y hacer de nuestra existencia el mejor motivo para entregar lo que
somos a quien verdaderamente lo necesita. El movimiento Scout está aún de fiesta, porque a 154 años
de distancia, el Barón de Gillwell sigue vigente: su enseñanza nos permite
conjurar muchas actitudes negativas de la juventud. Si hubiera más de este tipo
de acciones, seguramente el país no tendría la problemática que vivimos a
diario y nos tiene en constante zozobra. Comentarios: santamariaochoa@prodigy.net.mx
Carlos David Santamaría Ochoa,
(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.
Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).
Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.
Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.
Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.
Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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