Celebraciones o Conmemoraciones

Estamos en la antesala de los magnos eventos que se llevarán a cabo con pretexto del bicentenario del inicio de la gesta de la Independencia de México. Muchos dimes y diretes se han suscitado ya a estas alturas, desde el repudio al tema oficial del Bicentenario a cargo de Aleks Syntek, cuya canción no aguantó ni tantito los embates de las críticas hasta los cuestionamientos hacia los enormes presupuestos destinados a la realización de tales actividades, hasta la inclusión de grandes artistas para la organización de las galas del desfile que se celebrará con tal excusa.
 
Es probable que seamos una nación en la que los magnicidios son cosas regular y los homicidios y la violencia peligrosamente se filtran en el ámbito de lo cotidiano. No obstante, somos también la misma nación que se levanta siempre de entre sus rescoldos y se erige firme y poderosa sustentada siempre en el poder de su gente, que al encender el motor de la solidaridad, es cuando mejores resultados obtiene.
 
Lo anterior no es exactamente lo mismo que sugiere el presidente constitucional de la república, cuando advierte que solo “unidos” habremos de avanzar, y cuya glosa del informe me recordó los momentos dorados de la demagogia de antaño. Lindo todo el horizonte, y el elogio a lo que da.
 
A pesar de los pesares, de sus malos líderes sustentados en las decisiones o inacciones de sus gobernados, es decir, nosotros mismos, a pesar de los embates de un mundo globalizado que cobra cuotas pesadas en términos de costos sociales, esta patria se resiste a desfallecer, y antes bien, se va adaptando a los nuevos límites de su ajetreado entorno. La gente cambia, el mundo cambia, todo se renueva.
 
Decir que nada hay qué conmemorar es como negar a tantos mexicanos que se sacrificaron en aras quizá de ideales que hoy nos parecen lejanos, pues ahora antes que pensar en libertad, decimos seguridad, antes que pensar en independencia, decimos soberanía, y porque simplemente, somos la suma no solo de esos 200 años, sino de todos los decenios y siglos anteriores, en la Nueva España y meso y árido América.
 
Las condiciones actuales en que vivimos son simple y llanamente, resultado de los hechos y sucesos acontecidos los últimos siglos, cuyos efectos se traducen en su mayoría, en cosas benéficas para la mayoría de los habitantes de este país. Y si bien con dolor señalo que esto sucede solo para algunos, también es menester señalar que esta sociedad actual, si bien riesgosamente borda linderos de intolerancia y apatía, es con todos sus beneficios, resultado de las instituciones nacidas de tales acontecimientos, de los cuales podemos preguntarnos, como los estudiosos, si son procesos terminados o inconclusos.
 
Pero ya sabe: eso digo yo…
 
CAJÓN DE LO QUE NO DEBERÍA ESCRIBIR Y SIN EMBARGO ESCRIBO
 
1.- LA FRASE: “La cultura ayuda a un pueblo a luchar con las palabras antes que con las armas”.  Gugliermo Ferrero
 
2.- UN TROZO DE POESÍA: “¿De dónde vienes, amor, mi niño?/ De la cresta del duro frío./ ¿Qué necesitas, amor, mi niño?/ La tibia tela de tu vestido”. Federico García Lorca
  3.- MISCELÁNEOS: AHORA RESULTA. Según el tabloide norteamericano “National Enquirer”, mi amado John Travolta nos ha engañado todos estos años, a nosotros y a su esposa, Kelly Preston, pues el actor ha mantenido durante años relaciones homosexuales clandestinas. Al menos eso sostiene Robert Randolph, autor del libro "You'll never spa in this town again", cuya temática gira en torno al ambiente homosexual en los spa de Hollywood quien además advierte que aún hoy día, John lo sigue haciendo. Veamos que contesta Jonnnie. Vaya ud. a saber…