Un camino de esperanza, en Tampico

Fue en el año de 2007 cuando inició el plan o proyecto: probablemente, nació de una manera en que no esperábamos, y tampoco la magnitud que podría tomar si lo llevábamos a cabo con todo el corazón.
 
En un sitio apartado, relajado, surgió la posibilidad de una caminata, y obviamente, el destino: el Camino de Santiago, la milenaria ruta que cruza toda España de este a oeste, desde Pamplona hasta Galicia, concluyendo, inicialmente, en la plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, aunque su final según los estudiosos es precisamente en el faro de Finisterre, "el fin de la tierra", conocido así porque en el antiguo mundo se consideraba, cuando la idea era de que la tierra tenía forma plana, el último punto de tierra: después de Finisterre seguía el océano y un enorme precipicio al vacío, al infinito.
 
El Camino de Santiago es una ruta que han recorrido a través de la historia, reyes, duques, papas y muchas personalidades, amén de los millones de personas que hemos tenido la maravillosa oportunidad de hacerlo.
 
Es una ruta de peregrinación o penitencia, que en un tiempo significó, como ahora, un importante aporte económico para España; hay que considerar que cada peregrino va "sembrando" a lo largo del camino una importante cantidad de euros, porque ya comemos, compramos una botella de agua o alguna golosina, o pagamos el hospedaje... y los alimentos.
 
Es importante en la economía hispana, pero también en la religión católica; en el camino no hay criminales que no se arrepienten; en un tiempo, la Iglesia lo utilizó para que muchos cumplieran sus penitencias impuestas por un sacerdote.
 
Y nosotros pensamos en la posibilidad de hacer la ruta. Seguía el conseguir mapas y diarios de ruta, así como toda la información posible.
 
En aquel entonces, el secretario de salud Rodolfo Torre Cantú instrumentó un programa denominado "Chécate, toma en control" que, como miembros de la comunidad con diabetes, apoyamos y aplaudimos.
 
Tuvimos la idea de hacer la ruta milenaria saliendo de San Jean Pied de Port, en Francia, para llegar a Finisterre -Finisterrae, para los gallegos-, y en cada punto de los muchos que se recorren en unos 35 días, a un promedio de 30 o 40 kilómetros diarios, comentar sobre lo que hace Tamaulipas para frenar a la diabetes mellitus y sus consecuencias. Rodolfo, como es natural, apoyó el proyecto, al igual que muchos buenos amigos: Eugenio Hernández Flores, José María Leal Gutiérrez, José Cárdenas Del Avellano, Abelardo Osuna y muchos pero muchos más, quienes colaboraron material o espiritualmente con nosotros.
 
Llegó el día y comenzamos la travesía, dejando el mensaje de una persona con diabetes que se siente capaz de hacer cualquier cosa, por difícil que sea, y compartir con los demás las experiencias al respecto. Fuimos punto por punto, caminando y platicando, haciendo muchos amigos también.
 
Fue una experiencia maravillosa, que compartimos a través de los diarios y portales, así como con la publicación del libro "Diario del Camino".
 
El año pasado, la distinguida señora Adriana González de Hernández nos ayudó a organizar la exposición en el museo Tamux, uno de los más importantes del estado, y ahí mostramos el camino en gráficas, una a una, que fueron deliciosamente disfrutadas por la concurrencia.
 
También nos apoyaron en este proyecto las autoridades de la Xunta de Galicia, lo que para nosotros fue alentador. El año pasado, las exposiciones estuvieron en Galicia, en Melide y Sarria, donde el fotógrafo mexicano mostró su visión del Camino a los gallegos.
 
Gracias al importante y decidido apoyo de Guillermo Arredondo Olvera, titular del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, el día de mañana se inaugura la muestra en la galería alterna del Espacio Cultural Metropolitano, en Tampico, en ceremonia que inicia a las 20:30 horas.
 
Es un honor poder mostrar a nuestros paisanos tamaulipecos la obra, aunque es una pequeña parte pos disposiciones de espacio, pero finalmente, en el sur de la entidad tendremos la oportunidad de estar presentes con una serie de imágenes.
 
Satisfechos no estamos aún: falta la exposición del Tecnológico de Monterrey para el venidero mes de octubre, lo que nos llena aún más de orgullo, porque es una institución con mucho prestigio y ahí expondremos.
 
Como tamaulipecos que somos de corazón, estamos felices de exponer en el METRO y de conocer a gente tan maravillosa que nos ha apoyado en esta cruzada contra la diabetes a través del arte.
 
Las fotografías no tienen nada que ver con la diabetes: por lo general, son paisajes, pero se tomaron en una experiencia motivacional para todos los diabéticos del mundo.
 
Estamos contentos con el resultado, y más aún, porque lo vamos a consolidar en Tampico en fecha próxima.
 
Mucho gusto nos da compartir con usted esta experiencia. Si está por el puerto, dese la vuelta entre el 11 de agosto y el 12 de septiembre, porque estamos seguros que le va a gustar.
 
Un Camino de Esperanza, en el Metro, a partir de mañana.
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