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Sección: Editoriales / Digo yo

Restaurado Tamaulipas…

Restaurar nuestra tierra, nuestro hogar. Renovar la fe, la esperanza, la fuerza que mueve y sostiene. Resolver con dignidad los embates de la vida...

Por: Lorena Illoldi 05/07/2010 | Actualizada a las 00:03h
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Restaurar nuestra tierra, nuestro hogar. Renovar la fe, la esperanza, la fuerza que mueve y sostiene. Resolver con dignidad los embates de la vida, esforzarnos en atraer lo bueno, en realizar siempre lo correcto. Restituir el valor perdido de las cosas que verdaderamente importan. Reanudar el camino donde quiera que sea que haya sido interrumpido, mirando siempre al horizonte. Recuperar el ánimo y manifestar siempre la alegría de seguir de pie, andando, marchando rumbo a mejores condiciones, siempre.
 
En estos momentos de dura descomposición social, escenarios de violencia atroz, pugnas desmesuradas por el control, la rebatiña por el poder tras el poder detrás del poder, es menester recordar las cosas que señalan con claridad el rumbo, buscar y mantener encendidas las luces de la esperanza, de la confianza, de la fe en lo que no se ve y que aún peor, pareciera no resultar siquiera posible.
 
No creo que sea válida ni la crítica feroz y desmedida, aun y cuando pudiera ser justificada; mucho menos creo en los cánticos y loas a un sistema evidentemente corrompido, ni en fingir demencia ante los yerros de nuestros gobernantes. Creo en que hay que asumir la parte que nos corresponda y entender que no hay culpables sino responsables, y que juzgar y condenar lleva a ningún lado sin ningún propósito; antes bien, creo que proponer y realizar cambios es lo que única y verdaderamente ayudará.
 
Asimismo, creo que el cambio no sucederá de manera vertical y descendente; creo más bien que deberá de suceder a nivel horizontal y en todas direcciones: de arriba abajo y de abajo hacia arriba, en una onda irradiante de verdaderas revoluciones y evoluciones de conciencia. Cambiar y mejorar mi entorno inmediato evitando formar parte de las perversiones del orden establecido, que van desde la mentira “inocente” o el hurto pequeño, tirar basura cuando no me ven, hasta la “mordida” o la “palanca” o cualquier tipo de comportamiento poco ético y honesto o los verdaderos niveles de criminalidad.
 
Más grave que el silencio al que nos vemos impelidos, mucho más grave es que sigamos repitiendo que las cosas están mal sin hacer nada. Y hacer “algo” no es solo denunciar ni señalar, o juzgar acremente; hacer algo, insisto, va más  allá de la crítica aceda, y debe ser un accionar verdadero en las cosas que son buenas. Finalmente, para bailar tango se necesitan dos, porque para que mi pasito pa’lante lo sea, el otro debe dar su respectivo pasito pa’tras. Nada de lo que nos circunda, pues, pasó solito; requirió de nuestra participación, activa o pasiva, por acción u omisión, pero una tajada del pastel es nuestra, así sea tan solo una lamidita del merengue…
 
A riesgo de sonar cursi, mi postura es que ser mejores personas posibilitará ser una mejor sociedad. Uso todas las trincheras a mi alcance para así intentarlo: el arte, el deporte, la educación, el diario hacer. Soy una mujer de fé, y creo que las cosas siempre acaban por acomodarse. Creo que el trabajo social es lo que va a sacar a nuestra patria más rápido del sitio en que encuentra, y me manifiesto comprometida a poner mi parte para que este lugar que habitamos sea siempre mejor; finalmente, desde los romanos –inclusive antes, claro- el mundo se está cayendo a pedazos, y mírenos: aquí seguimos, de pie, nosotros, los hombres, dignos hijos de los dioses.
 
Y ya sabe, eso digo yo…
 
CAJÓN DE LO QUE NO DEBERÍA ESCRIBIR Y SIN EMBARGO ESCRIBO:
1.- LA FRASE:
2.- (esta vez no) UN TROZO DE POESÍA: ¿POR QUÉ CANTAMOS?, de Mario Benedetti. Y es tan bello, que lo pongo completo. Disfrútelo:
 
Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
 
usted preguntará por qué cantamos
 
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
 
usted preguntará por qué cantamos
 
si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
 
usted preguntará por qué cantamos
 
cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
 
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
 
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
 
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
 
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
 
3.- MISCELÁNEOS: Al momento de terminar esta columna, las tendencias electorales marcaban el triunfo del PRI en la mayoría de sus candidaturas, encabezada por supuesto por la de gobernador. Pero para mayor certeza, la portada de este portal noticioso le dará los detalles de manera puntual. Y un abrazo virtual –a falta de la posibilidad de hacerlo en persona- a mi santo progenitor, Rubén García Aguilar, orgulloso tampiqueño y responsable en gran medida de que yo sea la feliz loca que soy. Te amo, padre. Y, apreciable lector, tenga usted la mejor de las semanas. Hasta el próximo lunes.  

Lorena Illoldi,

tampiqueña de origen y victorense por adopción, es actriz, poeta, dramaturga, directora de teatro y promotora cultural independiente.

Parte del colectivo artístico EL ALEPH, colabora en medios electrónicos con su columna DIGO YO..
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